En las bulliciosas calles de Tokio, Yuki Tanaka lleva una doble vida: reportera dedicada por el día y letal asesina por la noche, conocida en los bajos fondos como "Kurogane". Sin embargo, su mundo se tambalea cuando recibe un encargo inesperado: el...
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—Ken, se ha reportado un disturbio en Daikanyama —habló Mina desde el casco de Ken mientras él conducía en moto, esquivando el tráfico con destreza—. Parece que hay una gran criatura rosa que aterroriza a los locales.
—Ay, no, ¿qué hizo? —se quejó Ken, escaneando las calles frenéticamente.
—Lo lamento. Soy una niñera terrible.
—¡Sí! —Ken subió a la banqueta con la moto, asustando a los transeúntes mientras daba una vuelta cerrada— ¡Sí lo eres!
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La pequeña bebé Kaiju, asustada por el bullicio y los flashes de las cámaras, se alejaba del edificio donde le tomaban fotos. Sus ojos enormes y brillantes reflejaban el miedo mientras corría, activando su eco localizador en un intento desesperado por encontrar a Ken.
En medio del caos, Akarui Tori descendió desde el cielo, aumentando su tamaño a proporciones colosales al aterrizar con un estruendo que hizo temblar el suelo. A lo lejos, divisó los aviones de la FDK aproximándose rápidamente. La bebé Kaiju la vio y, con un grito de alegría, corrió hacia ella.
—¡No, bebé! —gritó Akarui Tori, tratando de apartarla— Mamá tiene que trabajar ahora. Ve a buscar a papi.
La pequeña criatura parecía no comprender completamente, pero obedeció y comenzó a moverse en dirección contraria, buscando a Ken.
Los aviones de la FDK no tardaron en actuar. Soltaron varias esferas negras que se dirigían directamente hacia la bebé Kaiju. Akarui Tori se interpuso entre las esferas y la criatura, sus ojos brillando con determinación. Con movimientos rápidos y precisos, derribó varias de las esferas con sus puños y patadas, usando su cuerpo como escudo.
—¡No dejaré que le hagan daño! —gritó, mientras se enfrentaba a las esferas con la ferocidad de una madre protegiendo a su hija.
Las esferas explotaban al contacto, enviando destellos de luz y ondas de choque que hacían tambalear a Akarui Tori. Pero ella se mantuvo firme, luchando con todo su poder. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que la FDK cambiara de táctica.
Algunas de las esferas comenzaron a liberar una sustancia viscosa que se adhería al traje de Akarui Tori, ralentizando sus movimientos. Luego, varias lanzaron dardos tranquilizantes que se clavaron en su cuerpo, succionando su energía.
