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CAPÍTULO VEINTITRÉS / 💕 / Correo postal naruto fic!
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( 𖥻💉 ៸៸🩸 ) La primera opción de Dai para buscar la dirección del condominio de Kakashi fue el correo postal. La segunda venía siendo el Hokage; pero de inmediato lo descarto, el hombre de gran cargo no le agradaba, a su abuelo mucho menos, y si se enteraba - lo cual sucedería- estaría castigada por mentirle.
Había dicho que iría a por un talco nuevo para el cuidado de la piel sensible de Nagi, lo cual era cierto, no le había mentido en cierta parte, pero tampoco le había dicho que iría a buscar a Hatake Kakashi...
Dai observó con curiosidad el espacioso living del correo postal. Era la primera vez que estaba ahí, y ahora que lo veía en persona se preguntó a sí misma cuántos días demora en ser enviada sus cartas.
Sus dedos rebotaron una tras otra sobre el mesón de la recepción con impaciencia. No era alguien impaciente, ella era la que más paciencia tenía al esperar a Kakashi. Pero su emoción por llegar hacia el recién casado y aprender lo que quería de él lo era todo.
Sin una mejor idea de que hacer intenta tocar de nueva vez el timbre, pero se congela ante la clara y gruesa voz de un hombre al otro lado del mesón.
Ni siquiera había oído sus pasos o el sonido de su respiración, y ni hablar de esa sensación nueva -pero casi inexistente- que sentía cada que había ninjas a su alrededor. Era como si percibiera un pequeño rayito de chakra.
Pero este hombre era tan diferente, al punto en que no llegó a sentir nada por su parte. ¿Quién era este sujeto en concreto?
─── ¿Que se te ofrece...? ─── se detuvo, esperando recibir su nombre. Dai apretó los labios, eso era nuevo, usualmente con solo verla sabían quién era, y no quería sonar egocéntrica con eso, pero era imposible que en la villa ignoraran su parecencia o mejor dicho la de su familia. Y de por si era incómodo y raro presentarse cuando nunca lo hacía.
─── Dai.
─── ¿Dai...? ─── Las mejillas un tanto bronceadas- debido a sus entrenamientos bajo el sol - se tornan de un tono rojo cálido ante su absurdo error. Aquella acción pareció divertir al hombre de capa y capucha, quien inclinó su cabeza hacia un costado y se llevó un par de uvas maduras a la boca con lentitud y regocijo.
