¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO VEINTIUNO la punta de los problemas
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Advertencia! Lenguaje vulgar y entre otras cosas.
Tres días después. Lejos de la aldea de la hoja.
Existía cosas que Tōji odiaba por que si, muchas veces no había mayor respuesta que esa, por que si y listo. Uno no tenía que buscar demasiado. Era innecesario y agotador.
Podía enumerarlas para pasar las horas mucho más rápido y reírse él solo de ellas.
En primer lugar siempre estaría ocupado por su propio padre. El segundo sería ocupado por algo muy morboso como no estar enterrado ahora mismo en el dulce coño de su esposa. El tercer puesto sería ocupado por su malcriada pero a la vez tierna hija menor que nunca contestaba a sus preguntas, quería pensar que era debido por el primer problema que había mencionado y no por la propia voluntad de Dai.
De todas formas siempre le echaba la culpa a Michio de todos sus problemas. “Qué más daba”, o eso decía a diario.
Se rasco la cabeza, sentándose sobre el colchón, sus fornidos brazos se flexionan, tratando de despertar las dormidas articulaciones, miró más abajo de su pelvis con molestia. Tenía la verga tan parada que hasta sentía que le dolía, estaba molesto. Muy molesto.
La cuarta cosa que odiaba era tener que usar su mano, cuando podía usar el anillo apretado del culo de su mujer para bajarse las erecciones todas las mañanas. El problema de ese plan era la ausencia de Umeko. Su preciosa Umeko.
¿Seguiría con aquel precioso brillo en los ojos? Apostaba con que si.
Al momento de levantarse de la cama deshecha se envolvió la sábana en la estrecha cadera desnuda mientras se quejaba y pensaba en cosas desagradables para bajarse la dolorosa y molesta erección. Empezó a masajear el hombro derecho por la tensión en sus músculos.
El bastardo de Geto. Horrible. La momia de su padre. Desagradable. El pendejo de Uchiha Itachi. Asqueroso. La cara de la vieja Kikyo. Abominable. Inmediatamente se le disolvió cualquier tipo de excitación con la que se había despertado.
