𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗏𝖾𝗂𝗇𝗍𝗂𝗌𝖾́𝗂𝗌

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Sentía su cabeza doler, podía apostar que, si hubiese total claridad, vería como todo daría vueltas. Solo había una pequeña luz que se colaba por debajo de la puerta y él se encontraba desorientado, no tenía idea de donde se encontraba.

Intentó moverse, pero jadeó de dolor al lastimarse los brazos con las cuerdas. Claro, estaba atado a una silla. No podía percibir ningún aroma y comenzaba a desesperarse.

Su lobo no aparecía; intentó llamarlo, pero no respondió, parecía que estaba dormido.

La puerta se abrió, provocando que cerrara los ojos por la repentina luz que lo cegó. Poco a poco se acostumbró a la claridad viendo a Minjun frente a él junto con un señor quien, traía los dedos llenos de anillos y una cadena de oro que colgaba de su cuello.

─Vaya. Esta vez sí encontraste un buen omega, pagarán mucho por él. ─El tipo se acercó hasta el omega, tomando una hebra de su cabello, causándole miedo. ─Además es bonito, nuestro cliente estará fascinado.

─Gracias, señor. ─El chico en quien con anterioridad había confiado Jeongin, estaba ahí como si nada hubiese pasado. Sonreía con orgullo por el halago que recibió.

Asco. Pensó el más bajito, viendo con miedo y rabia a las dos personas que estaban paradas solo a unos metros de él.

─Mañana habrá que prepararlo, estoy seguro que el señor Jeon no querrá verlo en esas fachas.

Ambos alfas salieron de la habitación, volviendo a dejar en la oscuridad y la total soledad a Jeongin. Era ese momento donde se arrepentía de haber confiado tan rápido en alguien que acababa de conocer.

Ni siquiera podía comunicarse con su lobo, necesitaba hablar con él y que lo regañara por ser tan estúpido. Tenía ganas de llorar, pero no debía ser débil, buscaría alguna manera de escaparse de allí y volver a casa.

🐸

La familia Yang estaba reunida en la sala, siendo acompañados por los amigos de Jeongin, los de Hyunjin y él. El alfa ya les había contado lo que escuchó de aquellas omegas.

Aún mantenían la esperanza de que fuese alguna broma o que el omega pelirrojo estuviera allá afuera esperando el autobús para llegar a su casa.

"Hyunjin... no siento a mi omega". El lobo del alfa habló. Después de haber estado callado todo el rato, por fin se había dignado a hablar.

No quería preocuparse más, pero esas palabras no le ayudaban para nada. Estaba a nada de perder la poca cordura que le quedaba.

Tenía una taza de café entre sus manos y la mirada intensa del señor Yang sobre él, se sentía incómodo. También estaba ese tal Changbin quien lo veía como si quisiera meterlo 20 metros bajo tierra.

─Hyunie, ¿Quieres más café? ─Su mejor amigo Hyeongjun, se acercó a él con el rostro preocupado. Parecía como si lo hubiesen atropellado dos camiones grandes.

─No. Estoy bien, descuida. ─Aunque había casi susurrado, no pasó desapercibido para el otro alfa robusto que se levantó con mucho enojo.

─ ¡Esto es culpa de los dos! ─Caminó dando zancadas grades, tomando de la camisa a Hyunjin con enojo. - Si Jeongin no regresa, considérate alimento para los tiburones.

Fue tal vez una simple amenaza, pero las palabras iban con mucha rabia, casi podía verse que sacaba humo por la nariz. Pero eso no fue suficiente porque se giró hasta el pequeño omega.

─Y tú... Deberías largarte, no sé qué haces aquí. Eres el omega más horrible que he visto.

Hyeongjun estaba cohibido, parecía un pequeño gatito asustadizo. No sabía qué había hecho mal pero ese alfa le estaba hablando feo y sus ojitos se pusieron llorosos.

─ ¿Quién te crees que eres para hablarle así? ─Minho empujó a Changbin mientras Hyunjin y Dongpyo abrazaban a Hyeongjun para que dejara de llorar.

─No quiero que inicien una pelea aquí dentro, estamos preocupados en otra cosa como para que vengan ustedes a pelear. ─El señor Yunho decidió poner fin a esa tensión que se había hecho y los miró cansado, sin intenciones de discutir. ─Váyanse a sus casas, mañana pueden volver. Gracias por habernos ayudado.

Bangchan se levantó de su asiento despidiéndose de los demás, fue el primero en irse luego de recibir una llamada de su padre.

Después de él, siguió el grupo de Hwang, seguidos de Changbin junto a Felix.

Cada uno se fue a su respectiva casa, pero había algo que aún no cuadraba en esa escena. Hyunjin trató de entender la reacción de Chang. Las veces anteriores donde se habían encontrado él parecía un chico muy tranquilo, ahora podía ver que se había equivocado.

🐸

En ese cuarto oscuro donde estaba un chico privado de su libertad; se oían bajos murmullos que lograron captar la atención de Jeongin. Podía percibirse como más voces que provenían de un lado suyi, incluso pensó que tal vez estaba alucinando, pero se relajó un poco al percatarse que ahí estaban otros tres chicos.

Se encontraban en el suelo con los pies descalzos y amarrados, las manos también las tenían sujetas. Desde lejos se podía ver la suciedad en sus cuerpos, así como el terror en su mirada de haber sido descubiertos.

─Seungmin, creo que el chico ya despertó. ─Uno de los jóvenes había hablado mirando a otro.

─Eso significa que aún no lo han vendido. ¿Podemos hacernos sus amigos? ─Fue el turno del que se veía de menor edad.

─No hagan tanto ruido, puede venir alguien y callarnos. ─Ese fue Seungmin, o al menos eso es lo que suponía Jeongin.

─Puedo oírlos. Estoy solo a un metro de ustedes.

Ahí notó lo mal que se veían, ni siquiera parecía que comieran bien. Quería soltarse y abrazarlos con fuerza para protegerlos de todo, pero ni él sabía cuidarse porque irónicamente había creído en las palabras de un alfa que apenas había conocido.

─ ¿Cómo te llamas, hoyuelitos? - Aquello le había sacado una tierna risita, se veían tan inocentes y pequeños que le dolía pensar para qué los tenían ahí.

─Me llamo Jeongin, ¿cómo se llaman ustedes? ─Bien, tal vez les había hablado como si fuesen niños de cinco años, pero sentía que, si les hablaba fuerte, ellos llorarían.

─Yo soy Seungmin, tengo diecisiete. Él es Yechan y tiene dieciséis años. ─El rubio se encargó de señalarle quién era.─ Y este pequeñín de aquí se llama Junsung.

─ ¡Tengo doce años! Soy todo un adulto. ─El más pequeño sonreía con orgullo, y sus mejillas se tornaban carmesí al hacerlo.

Parece un pequeño conejito. Pensó Jeongin.

─Bueno, yo tengo veinte años. ─Si no podía sacarlos de ahí, al menos quería que no se sintieran intimidados con su presencia.

─ ¿Lo ves, Seungmin? Tendremos un amigo nuevo. ─Yechan parecía emocionado por tener a alguien más ahí con ellos.

─No sea bobo, él será vendido a algún alfa rico como los demás. ─Seungmin rodó los ojos y segundos después tuvo a Jeongin llorando.

─Yo no quiero que se vaya, se ve que es buena gente. Jeongin, ¿podrías adoptarnos? No tenemos papás. ─Se removió triste el niño.

Yang estaba a punto de responderles cuando la puerta fue abierta por un hombre robusto, entre sus manos llevaba una cubeta. El contenido era desconocido hasta que segundos después los cuatro omegas sintieron agua caerles en distintas partes de su cuerpo.

─ ¡No se pueden quedar callados! Hasta allá afuera se escuchan sus odiosas voces.─ El tipo tiró la cubeta al piso. Ni siquiera se fijó que iba hacía a Jisung y tampoco le importó oír su quejido.

─Cállense, malditos omegas. ─Un segundo hombre entró, pero Jeongin lo reconoció como el hombre que lo había ido a ver el día anterior.- No sirven para otra cosa más que para quejarse y fastidiar.

Se colocó frente a ellos, metiendo una mano a su pantalón. Les recorrió el cuerpo con la mirada y terminó por detenerse en Jeongin.

─Que le den un baño y lo pongan presentable, no tardan en llegar por él. ─Mandó saliendo del lugar, jugando con una moneda que llevaba en su mano libre. 

Olor a marihuana | Omegaverse [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora