3.Violada.

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Stella sólo pudo estar con los ojos abiertos mientras Tom se adueñaba de ella y de su cuerpo.

Susurraba cosas a su oído mientras que ella sólo podía mirar a todos lados sin hacer absolutamente nada.

—Oh, Stella. He estado esperando este momento por muchísimo tiempo, por siglos.

Stella pudo ver los músculos de Tom tensarse en su espalda mientras la tomaba más fuerte y manipulaba su cuerpo a su antojo.

¡Esto podría ser necrofilia!

Ella sintió como Tom fue tan rápido que iba a reventarla o como mínimo él reventaría.

La parálisis no afectaba a sus sentidos, podía oír, ver, oler y sentir todo lo que le estaba haciendo, pero lo único que podía hacer era llorar. Se había prometido tantas veces que no lloraría enfrente de él pero en algún momento de su ingenuidad creyó firmemente que él se aburriría y nunca la pillaría.

Ahora estaba aquí, en la cama con él mientras su madre probablemente sentía lo que ella estaba sintiendo en este momento.

De pronto, Tom se tensó y se desplomó encima de ella respirando con dificultad como si hubiera corrido la maratón…

Guardando la distancia de que Tom nunca corre una maratón. No le hace falta. Es el dios de los atletas, capaz se folla a Aquiles, Hércules y Áyax en una carrera.

Cuando Tom recuperó el aliento, se alejó de ella para mirarla y vestirla como podía.

Pero ella pudo notar que cuando por fin el intruso salió de su cuerpo, había un hilo de oro. ¡Tenía el semen dorado!

Probablemente todos los olímpicos eran así. Cuando creció, antes de que pillaran a su madre, recordaba que le contaba cómo le daba de amamantar siendo ella una cría. La leche no era aquella leche blanca a la que los niños comunes y corrientes están acostumbrados. Era dorada, como oro líquido.

Los dioses distinguían la sangre, del sudor, de la leche por las distintas tonalidades y brillo del dorado. Por ejemplo, la sangre de un dios es un dorado cálido, en cambio leche materna era un dorado frío, reluciente.

Él sonrió vistiéndose mientras la miraba todavía paralizada en la cama. Necesitaba moverse ya pero Tom parecía divertirse profundamente con ella.

—Tengo cosas que hacer —dijo Tom mientras la llevaba en brazos—. Pero no creas que me he aburrido de ti.

Y volvió a hacer el camino de vuelta a la enorme habitación plagada de semidioses.

Qué vergüenza. Todos ellos sabrán lo que pasó y que no sería la primera vez. Cuando Tom entró, se hizo el silencio absoluto en la habitación.

Ella no podía verlos pero sabía que todos los ojos estaban sobre ella.

Orión tensó los dientes al ver con la frialdad que su propio padre esposaba a Stella.

Cerró los ojos al notar la parálisis de Stella y se asustó creyendo que Tom la había golpeado en la cabeza, por lo tanto, había quedado así. Nunca tenían que olvidar que eran humanos, inmortales, pero humanos.

Tom, con su ropa negra, como si esta fuese una distopía, se marchó haciendo ruido con sus pesadas botas.

Orión corrió hasta Stella para asegurarse de que era una parálisis temporal. Paris iba detrás.

—Stella—murmuró—. ¿Te duele algo? Parpadea una vez si respondes que sí, y parpadea dos veces si dices que no.

Stella parpadeó dos veces y Orión asintió más tranquilo mientras se sentaba en la cama de ella y la acomodaba para empezar a mover sus músculos y así evitar que siguiera sufriendo de esa manera.

𝕯𝖎𝖔𝖘 𝕲𝖗𝖎𝖊𝖌𝖔. ꜰᴛ ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora