16. La prueba.

35 8 0
                                    

Stella estaba decidida...

Iba a recuperar a Apolo costara lo que costara.

Eros la llevó hasta Atenas, y ella ahora sola se dirigía hacia el templo de Poseidón en Cabo Sunion.

El Egeo estaba ahí, golpeando fuerte contra las rocas del acantilado. Y ahí ya veía el campamento.

Suspiró yendo hacia ellos. Al verla, varios semidioses corrieron a avisarle a los demás,Stella siguió caminando hacia el campamento central. Al entrar, miró a todos lados.

Había una mesa en el centro, con un mapa enorme, y ahí había dos personas que ella conocía perfectamente.

Ambos, al notar su presencia, se giraron. Era su madre y Alejandro Magno.

—¿Stella? —musitó Atenea.

Stella asintió y fue corriendo hacia ella para abrazarla con mucha fuerza.

—Mami—susurró Stella—. Te eché de menos, mami.

—Yo a ti, mi estrella.

Stella sonrió mientras lloraba inevitablemente.

—Confiaba en ti, sabía que podrías salir adelante, mi pequeña.

—Stella—dijo Alejandro apoyado en la mesa—. Es genial verte de nuevo.

Stella asintió.

—Lo mismo digo.

—¿Y Apolo?

Otra vez, más lágrimas.

—Apolo ha tenido problemas.

—¿Y en dónde está?

—En el Hades...

—¿¡Ha muerto!?.

—No... Pero casi, Es bastante complicado. No tengo tiempo de explicarlo. Alejandro, te necesito.

Alejandro miró a Atenea no creyendo que Stella había sido tan fría con el encuentro. Y que estaba priorizando a Apolo sobre todas las cosas

—¿Me necesitas? —preguntó.

—Sí—asintió Stella—. Mamá, ¿Te importa que me lo lleve?

—No, adelante. Además hemos avanzado mucho estos días. Un descanso nos vendría bien a los dos.

—¿Habéis hecho todo esto vosotros dos solos?

Ambos asintieron y la culpa sobrevino a Stella. Ella suspiró y tomó a Alejandro de la mano.

Él la siguió. Ya tendría tiempo de hablar con Atenea, es más, ya estaba afuera. Tenían toda una inmortal vida por delante.

—Piensan ir al Olimpo —dijo Alejandro.

—Lo sé—dijo Stella entrando a una de las habitaciones del campamento.

Aquí dormirían los semidioses, pensó Stella, aquí dormiría Alejandro.

Stella cerró la puerta y lo empezó a mirar desde ahí. Alejandro frunció el ceño sin entender muy bien qué se traía entre manos.

—¿Y Apolo? —volvió a preguntar Alejandro.

—Pues... —suspiró Stella—. Volverá.

—¿Cómo es que estás tan segura? Antes casi te pones a llorar cuando te pregunté por él...

—Es que... Volverá, ¿Sí? Tienes que confiar en mí.

Stella volvió a la puerta, estaba tan nerviosa que aseguró un par de veces que estaba cerrada. Fue lentamente hacia Alejandro que parecía muy confundido Zeus, Apolo...

𝕯𝖎𝖔𝖘 𝕲𝖗𝖎𝖊𝖌𝖔. ꜰᴛ ᴛᴏᴍ ᴋᴀᴜʟɪᴛᴢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora