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—¿Como fue?

Es lo primero que me preguntan cuando entro en la cafetería en la que están todos mis amigos.

Me siento al lado de mi hermano, encontrandome con la mirada de SeoJun en el proceso, ¿debería decir que estuve pensando en él la mitad de la cita? ¿O es mucho?

—Bien. —respondo, al fin— Mañana tendremos otra cita. —digo.

La mirada de mi hermano es más potente que la de mi exnovio, lo cual se me hace extraño y, en silencio, le intento preguntar que qué ocurre, pero no me dice nada.

—Pues, hacen buena pareja. —afirma Kethia, cuando ve la foto que nos hicimos ayer.

—Pienso lo mismo. —confirma mi cuñada.

Ni SeoJun, ni mi hermano hablan mucho en este tema pero lo dejo pasar.

Más tarde, cuando ya nos vamos para casa, SeoJun se empeña en llevarme a la mía, hasta el punto de que no puedo negarme (que tampoco lo iba a hacer).

Me subo detrás de él, y me sorprende un poco cuando me agarra de las manos y me hace cogerlo de la cintura más fuertes.

—¿Vas a correr o qué? —le pregunto, divertida.

—Me gusta sentirte.

Y lo dice tan como si nada que, sin entender, mis mejillas se ponen calientes.

Una vez llegamos, le devuelvo el casco y, cuando estoy a punto de encaminarme hacía mi puerta, SeoJun me detiene de la muñeca.

Lo miro confundida, está apoyado en su moto, agarrando su propio casco con la otra mano, cosa que hace que sobresalgan las venas de su mano.

—¿Pasa algo? —cuestiono, hay unos segundos de silencio, en los que me hace pensar que no va a contestar pero, lo hace, SeoJun asiente con la cabeza.

—Pasa algo. —afirma— Pasa que...

Su mano no ha dejado suelta mi muñeca y sus palabras se han derrumbado en segundos, siento mi corazón palpitar cada vez con más fuerza y los nervios revolotear en mi interior.

—SeoJun, ¿que pasa? —murmuro, suavemente.

Me acerco un poco más a él cuando no contesta, preocupada, estoy a punto de decir algo más pero no puedo, su agarre en mi muñeca me tira hacía él y sus labios encuentran los míos.

Me quedo en shock por unos segundos, sintiendo sus labios moverse suavemente sobre los míos pero, cuando mi mente por fin se da cuenta de la situación, empiezo a mover mi boca sobre la suya.

Sus manos se posan en mi cintura y me tira hacía su cuerpo, mis manos quedando en su pecho.

Es cuando su lengua entra en mi boca que siento mi piel erizarse, sus dedos viajan por mis brazos en pequeñas caricias y yo me veo deseando más.

Lo empujo hacia mi cuerpo y él parece pillar la indirecta, porque empezamos a andar hacia mi casa sin separarnos.

² Unforgettable  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora