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|𝟏|𝐆𝐫𝐚𝐜𝐞𝐉𝐞𝐟𝐟 𝐁𝐮𝐜𝐤𝐥𝐞𝐲

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𝐆𝐫𝐚𝐜𝐞
𝐉𝐞𝐟𝐟 𝐁𝐮𝐜𝐤𝐥𝐞𝐲

John ve atentamente como aquel azabache, ese chico de cabellos tan oscuros como el carbón, ojos hazel y mirada intensa que te hacía suspirar a lo lejos, tiene el balón en sus manos y no estaba dispuesto a soltarlo ni aunque el mundo se acabase.

Frunce el ceño y Paul le sonríe con malicia, los dos estaban en una clase de entrenamiento de basketball. Su compañeros de equipo intentan conseguir el pase para continuar el juego como es debido pero no pueden hacer nada ante aquella guerra de miradas que mantienen Lennon y McCartney, tan intensa y como si fuesen un hilo que ni siquiera el más fuerte podía cortar. El hilo podía alejarse, incluso llegar hasta a cada esquina del mundo, pero siempre había algo que los unía y no de una manera conveniente.

— Ven por ella, Lennon. ¿O es que no puedes siquiera quitarme el balón? — Habla McCartney con malicia en cada una de las palabras que salen del delineado de sus labios, con gran poder e influencia en el castaño.

— ¡Paul, John, dejen de jugar y pasen el balón de una vez! — Exclama sin mucha gracia uno de sus compañeros, más conocido como Pete Best.

— ¡John, ya muévete! — Reclama un cualquiera del grupo de entrenamiento.

La mirada avellana se combina con los colores extraordinarios y especiales de McCartney. Ambos se funden en una conexión de miradas tan fuerte que a Stuart, quien estaba viendo toda la situación con una ceja levantada y curiosamente, le comienza a entrar una idea a su mentecita.

Habían pasado semanas desde que Paul comenzó a ganar todos los partido de basketball en donde tenía de contrincante a John. ¡Él era el capitán del equipo de basketball y perdía!, ¿cómo era posible? Oh, bueno, era posible porque Lennon había sufrido de un golpe increíblemente incómodo e intenso en una de sus piernas que lo hacía perder movilidad. Claramente no dijo nada de aquel accidente a nadie por miedo a perder su orgullo, y mucho menos le diría a quien era su mayor rival, McCartney... O McCormick, la princesita de ojos raros, como sea, todos los apodos se centraban en su compañero azabache.

Han pasado dos años desde que empezó la universidad para el grupo A. ¡Y, oh!, ¿cómo era posible que Paul estuviera en el mismo grupo que John si él era dos años menor que él y todos los restantes? Bueno... A los cuatro años entró al preescolar y siendo un niño prodigio, no tuvo ningún problema al conseguir subir un año más, con la excusa de que quería conseguir su título universitario lo más rápido posible para ayudar a su familia que estaba en una situación financiera no muy eficiente desde hacía ya varios años. Fue una más de las razones por las que Paul también obtuvo una beca en la universidad, vaya, parecía haberse ganado la lotería.

Lennon se acerca a su lugar con rapidez e intenta quitarle la pelota, pero McCartney hace un movimiento en brusco que casi hacía gemir de dolor al castaño, le había dado en aquel lugar donde tenía un gran golpe que con el más mínimo tacto dolía como un infierno. Una vez más, Paul encesta la pelota en la canasta y ahora unos pequeños aplausos se escuchan desde las gradas, donde varias chicas y chicos miran el partido —o mejor dicho, entrenamiento, pero ellos no lo sabían— con expectativa.

𝐄𝐍𝐄𝐌𝐈𝐄𝐒 | 𝘔𝘤𝘓𝘦𝘯𝘯𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora