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|𝟐| 𝐃𝐞𝐚𝐝! 𝐌𝐲 𝐂𝐡𝐞𝐦𝐢𝐜𝐚𝐥 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞
Asomó su cabeza a los lados mientras abría lentamente la puerta que daba paso al interior del aula, exactamente en donde los hombres en equipos deportivos se cambiaban o tomaban una ducha. Salió aliviado al no ver a nadie conocido rondar por esos pasillos y acomodó con firmeza la corbata en su cuello.
Paul tenía un atractivo excepcional, todo le quedaba bien, incluso aquellas prendas que costaban un solo dólar, difícil de creer, pero todos sus conocidos podían afirmarlo. Tal vez era su cálida y pálida piel que parecía reconfortar con ligereza cada prenda pegada a su cuerpo, o sus labios, ¡oh, qué labios, McCartney! Eran demasiado bonitos, el pelinegro tenía un aspecto que nadie, absolutamente nadie, podía negar.
Sin embargo, la adolescencia llegó hace unos años y pareció quedarse estancada, porque los años parecieron pegarle como si él fuese la persona que se haya encargado de crucificar al mismísimo Jesucristo.
La infancia solía ser un lugar fácil de estar y de entender, en aquellos momentos solo te preocupabas por encontrar tu juguete favorito que estaba por ahí regado en lo enorme de tu habitación, recordar con nostalgia aquella sensación de alegría que parecía ser tan lejana. Alegría al recordar todas aquellas veces en su niñez que no podía dormir de la emoción que rondaba en su pequeña pancita. De repente y sin siquiera darse cuenta, el mundo se hizo más pequeño.
O tal vez fue él quién creció.
Los días de alegría se comenzaban a acabar, más preocupaciones comenzaban a entrar en su cabeza y de repente las memorias de toda su felicidad comenzaban a alejarse más y más, hasta quedar en un baúl donde estaban los más viejos recuerdos, que no eran posibles de memorizar por cuenta propia. Mirarse al espejo se tornó la cosa más complicada del mundo, cuando eres niño, lo que menos te importa es tu apariencia y más los juegos, te importa más... ¿Qué es lo que le importan a los niños? Paul dejó de saberlo, de repente todos los pensamientos que tuvo durante sus primeros años se esfumaron, como si fuesen la brisa de invierno siendo reemplazada por el suave viento melódico de la primavera, que poco se convirtió en verano.
No había mejor manera de describirlo.
Comenzó a interesarse indudablemente por los estudios a una temprana edad, impulsado por intentar sobresalir y obtener un poco de la atención que había deseado desde ya hacía tiempo. Paul estuvo noches, noches, ¡y más noches!, intentando aprender lo máximo de cosas que pudiese. Y su objetivo no era más que darse a notar entre montones de niños comunes que no tenían nada para llamar la atención de sus padres... Pero aún así, lo lograban.
Digo, los demás niños incluso ni se esforzaban y aún así tenían el apoyo incondicional de sus padres, incluso los regañaban con el fin de verlos ser mejores que sí mismos. Paul nunca recibió eso, incluso si fuese el más inteligente de su clase, envidiaba a los demás porque sus padres sí asistían a sus juntas escolares.
