Capítulo 4

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Freen Sarocha Chankimha entró a Diversity's, un elegante y reconocido bar, donde ella y Charlotte solían reunirse cuando tenían ganas de una cerveza o una copa. A ambas les encantaba, por lo que eran asiduas clientas; tantos bármanes, como mesoneros, las conocían y saludaban cuando iban a disfrutar del buen ambiente del sitio, que fusionaba elementos y materiales contemporáneos de diseño, como la madera, con algunos detalles representativos de la región.

El amplio espacio era ocupado por mesas de madera, perfectamente servidas con cuatro o seis platos y sus respectivos cubiertos, con una maceta en medio con una planta natural, que le daba un toque natural entre tanta madera. La iluminación era tenue, pero sin llegar a crear un ambiente oscuro. Al fondo, la barra tenía una forma rectangular; luces en la parte superior y la inferior, la hacía la protagonista del lugar. Una indecente cantidad de botellas de todo tipo de licores adornaban la pared posterior, que resaltaba por las luces detrás de las repisas. Las bebidas eran servidas por bármanes que vestían impecables camisas de mangas largas de color blanco, con una corbata de pajarita negra, en combinación con los pantalones.

Lo que adoraba Charlotte del bar era la elegancia y distinción de sus clientes; lo que le gustaba a Freen, era la atención y la calidad de las bebidas. Se sentó en una de las altas sillas que rodeaban la barra, en una esquina, el sitio que solía ocupar cuando iba con su amiga. Miró su reloj; había quedado con Charlotte en reunirse ahí a las siete y media, y ya pasaban cinco minutos de esa hora. Su turno en el comando había terminado a las siete, así que se tomó su tiempo para ir a la estación y cambiarse el uniforme por un jean y una camisa de seda negra; un atuendo bastante formal para su gusto, pero el ambiente de la tasca lo requería.

El barman de turno se plantó frente a ella, mostrándole una sonrisa afable.

—Buenas noches —saludó, dejando un portavaso en la barra—. ¿Qué le apetece?

—Buenas noches —respondió al saludo también con una sonrisa—. Una cerveza, por favor.

—De inmediato.

Freen vio al barman alejarse e ir por una copa cervecera. Luego echó un vistazo por la barra, prestando atención a las personas más cercanas; había un par de parejas bebiendo vino, y al otro extremo a donde se hallaba ella, una mujer morena tenía delante una piña colada. Frunció los labios, detectando cierta alarma en su radar.

—¿Buscando algún objetivo?

El roce en la oreja sobresaltó a Freen, que no advirtió la llegada de su amiga, ni cuando se acercó.

—¡Mierda! —masculló.

Charlotte rio, al tiempo que tomaba asiento en otra silla, a su lado.

—Para ser policía, estás bastante distraída. Freen la miró de reojo.

—Deberías tener cuidado, pude lastimarte.

—¡Já! Quien debe tener cuidado es esa morena —señaló con la cabeza a la mujer que segundos antes era el blanco de la mirada de la policía.

Ya no se acaba la vida (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora