No regrese a casa.
¿Cómo podría?
El hombre del que estaba enamorada acaba de decirme que iba a cruzar el mundo para alejarse de mí. El mismo hombre con el que vivía y que probablemente estaba empaquetando sus pertenencias en ese mismo momento.
No.
No volvería a casa.¿Dijo que tenía tres semanas antes de volar?
Pues entonces viviría en este hotel de cuatro estrellas hasta que él se fuera.
Estúpido.
Bastardo.
Rompecorazones.Me senté en la cama tamaño queen, odiando lo dura que era en comparación con mi cómodo colchón en casa, y miré fijamente la televisión mientras un estúpido programa de reality show mostraba a dos mujeres peleando por un hombre. Chillaron y
gritaron, y al final, el hombre no quería a ninguna de las dos. Historia de la vida de cada chica.Dejándome caer de espaldas, quedé mirando el techo blanco.
Cerré los ojos, esperando que, si dejaba fuera al mundo, también podría dejar fuera a Evan Peters.
Un golpe seco en la puerta me hizo salir disparada hacia arriba de nuevo.
¿Es él?
¿Vino a buscarme?¿Se dio cuenta de que había cometido un gran error y...?
—Servicio de habitaciones.
Argghhh.
Clavándome los pulgares en los ojos, me levanté de la cama caminé a la puerta. Al abrirla, forcé una sonrisa al camarero uniformado y firmé el expediente antes de aceptar la bandeja cubierta de plata.
—Gracias.
—Ningún problema. Qué tenga buena noche.
Cerré la puerta, llevé mi patética cena a la cama, retiré las mantas y me metí. No me importaba si todavía llevaba puesta mi falda negra y mi blusa color crema del trabajo.
No me importaba nada mientras arrastraba la hamburguesa con queso y los aros de cebolla a mi regazo.
Mierda.
No necesitaba cuidar de mí misma, no cuando un corazón roto me mataría.
No tenía que preocuparme que los lácteos fueran malos, que la carne roja fuera mala y que los alimentos fritos fueran definitivamente malos. Trabajar en productos farmacéuticos había robado todo el placer de mi vida, todo porque estudiaba datos colaborativos que decían que todas esas cosas eran malas, malas, malas.
Pero esta noche la ciencia estaba equivocada.
A veces... lo malo puede hacernos sentir bien, y realmente, necesitaba sentirme bien.
No cambié a un canal más inteligente ni navegué hasta que encontré un documental. En lugar de eso, me metí en la boca la deliciosa y goteante hamburguesa y miré televisión basura.
Tres semanas en este lugar no serían tan malas.
Sólo veintiún días y entonces Evan se habría ido.
Conseguiría otro compañero de piso y entonces... finalmente podría liberarme de él.
[...]
—Es un idiota, —murmuré ante mi reflejo de borracha mientras me limpiaba los dientes con un cepillo de dientes que había comprado en el supermercado de camino aquí.
No había ido a casa a buscar la maleta de viaje, y mañana tendría que comprar al menos otro traje para el trabajo y algo de ropa interior porque no tenía absolutamente ninguna intención de regresar a esa casa donde existía Evan.
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Secrets « [Evan Peters]
FanfictionPuedo ser propiedad de dos hombres, no solo de uno. Puedo vivir mis fantasías más salvajes y enseñarle a Evan Peters una lección por todas las miradas frías y despectivas que me ha dado. Puedo ser suya por una noche. Puedo hacer que se rinda, le pid...