Capítulo 8

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Mi relación con Baek Ha-min ha cambiado al pasar de los días, hasta el punto de molestarme un poco.

─Tres segundos, cuatro segundos...

Baek Ha-min estaba tirado en el suelo del supermercado, mirándome con ojos llorosos. Sus ojos verdes estaban llenos de anhelo, pero lo ignoré y seguí empujando el carrito.

No, más bien intenté empujarlo, pero por desgracia, el carrito no se movió. Baek Ha-min había enrollado un montón de lianas alrededor de las ruedas. De no haber sido por ello, ya habría terminado de hacer las compras y nos habríamos ido a casa.

─¿Por qué?

─¿Qué?

─Eres bastante malo...

─Vamos a casa.

─¡No! ¡Ella es Pani Liri! ¡Ella es Pani Bonnie!

─Oh, no. Te prometí que sólo compraría una de ellas, sea Bonnie o Liri.

Recogí al agitado Baek Ha-min y lo subí al carrito.

Había una serie de muñecas de "Fanny la Conejita", que eran todas iguales, todas tenían un lazo azul en la oreja izquierda y otro rosa en la derecha, todas se vendían por separado y se llamaban Fanny.

N/C: Ha-min pronuncia el nombre de la conejita como "Pani" ya que como tal no existe la letra F en coreano, la consonante que más se le asemeja es ㅍ y suena más como una p, pero el sonido es suavecito.

Debería haberle comprado un tenedor y un plato, no otra cosa.

Fruncí los labios y le lancé una gomita de gusano a Baek Ha-min, que me miró con cara de "en éste momento estoy haciendo pucheros".

─Iré a pagar, cómetela.

─De acuerdo.

Baek Ha-min, con mejor humor, sonrió como nunca antes lo había hecho. Mientras tanto, me puse en cuclillas y arranqué una a una las enredaderas de liana en la rueda.

─Si insistes una vez más, no te volveré a traer.

─Ugh.

Baek Ha-min me miró y asintió, mientras abrazaba con fuerza la gelatina de gusano.

Es curioso, la primera vez que las vio, se asustó porque pensó que era una gelatina asquerosa, pero ahora que la ha probado, babea de gusto.

─Tío, ya puedes abrazarme.

Levanté el brazo extendido del Ha-min y lo acuné bajo mi cadera.

La verdad es que Baek Ha-min no fue precisamente amable conmigo desde el principio; decía tío, tío, tío, pero también observaba todo lo que hacía con ojo indiscreto. Incluso cuando comíamos, se metía la comida a la boca sólo después de ver que yo la comiera.

Después de una semana, dejó de hacerlo, para luego empezar a estirar las piernas en busca de un lugar donde tumbarse y actuaba como si mi casa fuera suya.

Y míralo ahora.

─Tío, hay una venta de huevos.

Baek Ha-min sacó un folleto bien doblado y lo desplegó. Como si hubiera decidido qué comprar para la casa, había una lista de ingredientes garabateado con lápiz de color en la esquina de la oreja del folleto.

El villano principal se ha convertido en un chicleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora