CAFÉ AJENO

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¡Cuidado! Que es café ajeno.

Caminando en los pasillos, aquella frase yo escuché; en milésimas de un tiempo que ha parado de fluir.

Es un café ajeno... En mi cabeza, con gran eco y en cursivas remarcadas en negritas, tu nombre entero retumbó.

Agarraditos de la mano, desde lejos los miré.

Con espuma y dos de azúcar, tan humeante sobre aquella mesa más, para mi pésima sorpresa, otras manos te tomaron y a sus labios suciamente y con descaro, te acercaron.

Café ajeno, me tentaron... Me antojaron.

Carajillo, nuevamente desde lejos los miraba.  

Con tristeza, miedo y una pizca de osadía, con cuidado de la barra te tomé y suavemente a mi boca te acerqué.

Un expreso, tan dulce y tan cargado, un café tan anhelado.

Café ajeno, un pequeño sorbo yo te di.

Café ajeno, cuando te beban, tú, ya sabrás a mí. 

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