CONTROL SOBRE MI

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He amado a muy pocas personas en mi vida y me he amado muy poco durante esta.

Doy mi alma por aquellos a quienes doy mi corazón.

Me rompí a mí misma por amar a otra persona, por hacerle sentir amado y recibir migajas a cambio de mi vida.

Convertí a quien no debía en centro de mi universo y para ella no era más que una insignificante roca en el camino cuesta abajo que recorrió nuestra cruel historia.

Pero, cuando él supo que le amaba, no dudo un segundo en hacerme sentir querida; en acariciar mi alma y como hacen los japoneses, repararla con amor teñido de radiante oro.

Las palabras de afirmación no se hicieron esperar, así como la seguridad y la calma de sus ojos. Seguridad que me hace querer llorar.

Llorar porque me siento amada, porque soy feliz.

Llorar porque nadie nunca me había querido tanto, llorar porque cuando me vio rota, no temió cortarse y abrazo mi magullado corazón.

Porque no solo ves un cuerpo lindo y una cara bonita, viste mi mente y te adentraste en ella.

Porque me prestaste tus colores cuando estaba acostumbrada a que me robaran los míos.

Porque nunca me has hecho sentir como una carga, aún cuando entre lágrimas te dije que lo era.

La fuerza imparable y la fuerza inamovible.

Porque los dos estábamos tan aterrados de decir que nos amábamos

Que siempre fuiste tu mi respuesta. 

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