INDIFERENCIA

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Tenía miedo, miedo de hacer lo que más amo... Miedo de escribir pensando en ti y que el poco amor que aun te tenia, muriera con mis letras al hacerlo. Me dolió el alma cuando leí mis propias palabras.


Quizá notes como mis palabras se tiñen con la crueldad, tal vez infundada, de la indiferencia.

He estado evitando escribirte, como no tienes una maldita idea...

Aterrada por completo de siquiera poner una letra de tu nombre en un pequeño espacio de mi mente cuando quiero escribir algo.

Aterrada de leerte en mis notas, mis cuadernos.

Eres una maravillosa y enorme fuente de inspiración, pero ahora Leo las letras que te pertenecen y las repudio por completo.

Esto es lo que me aterra describir con tu nombre en mente.

Tu nombre, que se convierte en tú cansado y odiable rostro, aquel que últimamente no me transmite más que rechazo, enojo y tristeza.

No se supone que debe estar sintiendo todo esto, no se supone que deba tener miedo de plasmar lo que mi alma siente.

Se supone que debería escribir sobre lo increíble y buen novio que eres, sobre cómo llenas y complementas mi vida, sobre lo talentoso y habilidoso que eres en todo lo que haces.

Sin embargo, aquí estoy... Escribiendo sobre cómo odio el temor de escribir sobre ti o para ti. ¿A quién carajos le importa?

A mí me importa...

Me importa porque en lugar de amarte como se supone que debería de estar haciendo, estoy comenzando a quererte lejos, a sentir algo muy parecido al odio; voy a llamarlo indiferencia porque da mucho menos miedo.

Me aterra escribirte, porque creo que, si lo hago, ¿El poco cariño, amor o ligero precio? que aún te tengo va a desaparecer.

¿A quién quiero engañar? tal vez a mí misma.

¿Qué pasaría si respondo que, en efecto, te he dejado de amar, cuando preguntas si aún lo hago?

Dime, ¿qué harías?

Poco a poco ese cariño y admiración capaz de mover montañas y cruzar mares que antes sentía, ya no está y se extingue un poco más con cada cruel día que pasa.

Mis amigas me piden que renuncie, que esto no es bueno para mí.

Mis profesores me aconsejan que te deje, que te cambie por alguien mejor, alguien que pueda amarme y darme lo que incluso ellos creen que me merezco. es inmensamente triste cuando la felicidad tiñe sus rostros al decir algo que podría interpretarse como un "lo dejamos".

Mi familia nota que mi forma de hablar sobre ti, ha cambiado y que el brillo ya no me envuelve cuando me preguntan cómo estás. Que de nueva cuenta la inteligencia acompaña mis palabras.

El, tras escucharme rota y vulnerable, en un abrazo de esos que pretenden curar almas, me pidió que le hiciera caso a "mi voz interna" y que tome el camino que traiga lo mejor a mi vida.

Siempre sabe qué decir, pero tras decir eso se quedó callado.

"Es que yo no soy nadie para opinar sobre esto o decirte qué hacer, está en ti quedarte y luchar, incluso si eso con implica hacerlo contigo misma, o irte y encontrar la paz en tu propia compañía, Procurando tu propio bienestar". Me escribió mientras lloraba por la noche.

Con honestidad, terminé con más dudas que respuestas.

La ilusión de una vida juntos... el amor que te tengo, que aún muerto, en su agonía, pero existen forma de zombie acorralado que lucha por caminar aun cuando tiene un hacha atorada en la cabeza.

Eso es lo que me hace seguir aquí, temiendo que si te escribo terminaré por matarlo poco o mucho que aún siento por ti.

Temiendo despertar y odiarte, temiendo despertar y ver cómo la indiferencia ha logrado consumirnos por completo. 

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