ANSIEDAD

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Te esperé durante horas, esperé ilusamente que llegaras a abrazarme y decirme que todo estaría bien, que pronto mi respiración comenzaría a calmarse y dejaría de sentir que la vida se me iba de a poco... Jamás fue así, me dejaste sola nuevamente y me culpaste cuando pedí ayuda.

Jamás escribí sobre el horrible ataque de ansiedad que tuve aquel día, escribí sobre ti y como me hiciste sentir al abandonarme por ir corriendo detrás de alguien más, mientras mi corazón estallaba y la vida se me iba.



No pido que existas, no pido que me acompañes.

No pido que vengas de la nada y perturba mi existencia.

No pido que me obligue a odiarte, mucho menos qué me ayudas a amarte.

No vengas a mitad del día y provocas silenciosas lágrimas, ruidosas y ensordecedoras taquicardias.

No llegues de la nada a cortarme el aire, a volverme diminuta y asfixiarme.

No vengas si lo único que harás es volver mi visión borrosa y mis pies pesados.

Te lo ruego, no me sofoques, no me extingas.

No vengas a atormentarme con tu tempestuosa existencia, con tu agobiante insistencia...

Con la crueldad de tu simple presencia. 

Te esperé durante horas, esperé ilusamente que llegaras a abrazarme y decirme que todo estaría bien, que pronto mi respiración comenzaría a calmarse y dejaría de sentir que la vida se me iba de a poco... Jamás fue así, me dejaste sola nuevamente y me culpaste cuando pedí ayuda.

Jamás escribí sobre el horrible ataque de ansiedad que tuve aquel día, escribí sobre ti y como me hiciste sentir al abandonarme por ir corriendo detrás de alguien más, mientras mi corazón estallaba y la vida se me iba.

No pido que existas, no pido que me acompañes.

No pido que vengas de la nada y perturba mi existencia.

No pido que me obligue a odiarte, mucho menos qué me ayudas a amarte.

No vengas a mitad del día y provocas silenciosas lágrimas, ruidosas y ensordecedoras taquicardias.

No llegues de la nada a cortarme el aire, a volverme diminuta y asfixiarme.

No vengas si lo único que harás es volver mi visión borrosa y mis pies pesados.

Te lo ruego, no me sofoques, no me extingas.

No vengas a atormentarme con tu tempestuosa existencia, con tu agobiante insistencia...

Con la crueldad de tu simple presencia. 

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