TE CONOCÍ

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Sin darme cuenta, me pedías alimentar tu ego. 

Cada cuanto preguntabas, ¿Como fue que comenzaste a amarme? e ilusamente, lo escribí para ti, para que nunca lo olvidaras.



Entonces, te conocí.

Te conocí de la forma más simple y casual en que dos almas pueden coincidir en esta vida.

Te vi, y las ideas en mi cabeza dieron un giro de 360°.

Te vi y no pude concentrarme en otra cosa más que en tus ojos cuáles estrellas, tan mágicos, tan seguros, tan enérgicos.

Te vi y sentí que todo lo que había hecho a lo largo de mi vida tenía que ser de esa exacta y dolorosa forma tan solo para poder verte en aquel momento.

Escuché tú voz y no podía creer lo insoportable que era, tan malditamente tú, tan llena de vida, tan molesta, tan acogedor... Esa hermosa voz que tanto adoro, que me da ánimos todos los días, que me motiva a seguir mi vida. A seguir con vida.

Me acerque a ti con sigilo, cuál gato curioso acechando a su presa. Pero escapaste sin intenciones de ni siquiera hacerlo.

Te habllé, me hablaste... Conversamos y la forma en que el sol combinaba con tu piel me fascinó.

La forma tan perfecta que tienes de reír y destacar con ese brillo único que te diferencia entre la multitud.

Tus chistes tontos, tus cautivadores ojos y miradas furtivas.

Las frases con doble intención que fingía ignorar por miedo a malinterpretarlas.

La hermosa forma en que tu presencia me hace sentir segura y en calma, sumada a la elegancia con la que te construye una puerta entre mis murallas.

Disfrutando tu preciosa mente, tan llena de chispa. Jamás olvidaré la noche en qué confesaste que me amabas.

Jamás olvidaré la forma en que esas palabras entraron en mi mente y, después de asimilar con dificultad que no fue un sueño. Dejarme de negarme que yo también lo hacía.

Tenía miedo de perderte, de perderme; de perdernos.

Pero entre tantas dudas, te encontré igual de perdido que yo y lo único que quise hacer fue sujetar tu mano y probar tus labios.

Porque, a tu complicada y linda forma de hacer todo, me dejaste entrar en ti.

Inevitablemente, me enamore más de ti.

De todas las líneas que no dejas leer una simple vista.

De la forma en que desvías la mirada cuando intentas pretender ser fuerte, cuando reprimes lo que sientes.

De tu forma de mentir tan peculiar.

De la firma en sus frunces el ceño cuando te concentras.

Del sonido de tu risa y tu voz tranquila.

De la forma tan extraña que tienes de desconectar y ser tu.

De la forma tan intrigante que siempre ha sido.

Me enamoré del simple concepto de amarte. En todas tus facetas y de todas las formas que la vida que me permite.

Porque siempre quise compartir mi vida contigo. Tú, mi poesía, tú, mi dereisa.

Tú y solo tú, el amor de mi vida.

Tú, mi respuesta, mi guía, mi camino.

A ti, que las palabras tan intensas que he escrito y te he entregado y en ellas mi alma te he brindado.

Aunque pase el tiempo esperaré encontrar en estas el mismo amor con el que en su momento las plasma. Con el mismo con el que ahora las termino. 

CATARSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora