Capítulo XXII

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Sentía que su corazón ya no latía.

La tienda de los gemelos Weasley, brillante y alegre... de pronto era la tienda de los gemelos Prewett, apagada y sin color.

No era que no fuera "divertida", ni que hubiera menos clientes o fuera más aburrida que la anterior, ni siquiera que tuviera menos juguetes y bromas.

Era el gran cambio que había entre la relación que al parecer no tenía con esos gemelos; se sentía totalmente repudiado en ese lugar, aun peor que cualquier cosa mala que hubiera pasado en Hogwarts.

Ahí estaba atrapado.

Ron había entrado ahí antes de él; cuando George pasó a su lado, ni siquiera se dignó a voltearlo a ver... pero luego Harry miró a Fred, y realmente ya no supo cómo reaccionar.

Debía haber sentido alivio, debía haberse sentido feliz de verlo al fin, lo suficiente como para irlo a abrazar e intentar no salir de su rol por completo. Ese era su plan. Eso era lo que quería hacer.

Se moría por poder ver a uno de sus hermanos mayores, por más que fuera de otro universo.

Pero él más bien parecía disgustado con su presencia, parecía que por más tiempo que pasara ahí, más lo querían muerto. Y no solo Fred; George igual... y también la mayoría de los que estaban dentro de la tienda.

Entendía eso, no era algo nuevo para él... pero ese odio parecía tan... irreal.

Siempre detrás de Ron. Intentaba no perderlo de vista, pero hubo un punto en el que simplemente dejó de verlo; incluso después de buscar su brillante cabello entre la multitud, la cantidad de rojo en el lugar no le permitía enfocar bien su vista.

Y si intentaba llamar por su nombre, alguien le gritaba que se callara y sentía que debía hacerse bolita en el suelo para poder salir de ese lugar.

Al final decidió solo mirar algunas cosas en una esquina más vacía de la tienda, donde no hubiera tanta gente. Era seguro que Ron llegaría ahí en algún punto al no soportar a tanta gente alrededor de él.

Harry tomó un juguete del estante e intentó analizarlo, ese era diferente... recordaba cuando habían tenido esa idea y Harry había propuesto hacer al muñeco con una cabeza en forma de triángulo y que le pusieran un vestido naranja para que los dulces que tenía como collar en el cuello se notaran más.

Ese juguete sí sostenía el collar que podías comer en alguna clase para que te dieran náuseas y así pudieras saltarte alguna clase... pero era un muñeco totalmente diferente.

Ya no podía comprarse; era como un maniquí que usaban para poner los collares, era como un chico normal que sostenía una cubeta a su lado y tenía una cara preocupada...

No habían usado su idea en ese universo.

"Harry..."

El juguete que Harry tenía entre las manos cayó al piso. Reconocía esa voz.

"Permíteme devorarte, Harry."

Ni siquiera logró gritar, ni siquiera alcanzó a moverse de su lugar. Quedó completamente paralizado del miedo.

—¿Harry? — Ron lo llamó. —Harry, ¿estás bien? — el pelirrojo sacudía su hombro suavemente mientras lo miraba con unas cosas en la mano que al parecer habían llamado su atención. Harry sintió el mundo girar nuevamente y lo volteó a ver.

—¿Te sientes bien, querido? — preguntó Ron; Harry no supo qué contestar. — Ya compré esto, ¿quieres comprar algo tú o prefieres irte ya? No te ves muy bien.

Harry tomó la manga del uniforme de Ron y lo jaló rápidamente fuera de la tienda, corrió lo más rápido que pudo hasta Honeydukes y entró a la bodega antes de que alguien los viera. Ron lo miraba preocupado y él solo intentaba jalar algo de aire.

—Harry, respira. Vayamos a la enfermería, ¿quieres?

No, no quería. No quería siquiera dar un paso dentro del castillo, pero tampoco quería estar afuera. Porque, ¡qué carajo había sido eso! No, no era posible, eso no debía estar pasando. Debía estar loco, estaba loco. Era solo su imaginación.

Pero ya reconocía esa voz y sabía qué era. ¿Y cómo no saberlo? Esa cosa casi mataba a Hermione en su segundo año. Y no solo a ella, a muchos más también.

—El basilisco...

Harry escuchó como Ron se atragantó con su propia saliva al escuchar eso, pero no pudo alejar sus ojos del suelo.

—Disculpa, ¿qué? — preguntó el pelirrojo, poniendo una mano en su pecho y mirándolo con una sonrisa, como si estuviera bromeando. —Harry, deja de jugar, cálmate. Vamos con Severus, él te puede ayudar.

Harry sintió la mano de Ron por primera vez encima de la suya y este lo jaló levemente hasta el castillo, pero él no se movió.

—No puedo... está aquí... está ahí... Ron, él está en todos lados hasta que no sabremos si está en la cámara o no...

Un recorrido atravesó todo el cuerpo de Ron al escuchar esas palabras. Su amigo no estaba bromeando.

—Vamos. Con. Severus.

Y él tampoco. No sabía qué estaba pasando, pero le importaba un carajo mientras no supiera si Harry estaba bien o no.

No pasó mucho tiempo hasta que Harry aceptó tomar la mano del más alto y acompañarlo en el largo pasillo que lo llevaba hasta el castillo. Pero Harry cada vez sentía su cuerpo más y más pesado y grande, mientras que sentía los pasillos hacerse más y más pequeños, hasta sentir que estaba dentro de una tubería.

Al instante en el que ese pensamiento llegó a su cabeza, corrió. No dijo nada, tampoco soltó la mano de Ron, solamente corrió y corrió hasta salir de ese lugar.

Tenía que hablar con alguien, tal vez ese Dumbledore sí le haría caso...

Mejor hablaría con Severus...

O...

Draco.




°°°¡Hola! Esta vez no pasó tanto desde la última actualización, :) la verdad no tengo sueño y, como en una cosa estuve actualizando algo (realmente solo fue traducir la historia), me dieron ganas de escribir un poco. Espero que les guste, la verdad ya tengo una pequeña idea de cómo puedo llevar esto. El capítulo pasado también tenía una idea GENIAL, pero ya se me olvidó JAJAJAJ, espero tengan lindo día y que no lean esto hasta que sea buena hora :D°°°

•913 palabras•

•07-07-2024•

Un Charco de Agua  |Drarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora