YoonGi
En retrospectiva, debería haber llamado a la puerta y haberme presentado nada más llegar a la casa. Pero el viaje duró más de lo que esperaba. ¿Quién sabía que el tráfico en Houston era tan malo?
Y además había un ferry.Básicamente, cuando llegó a la casa de la playa, ya estaba anocheciendo. La casa está más aislada de lo que esperaba, y no quería ser ese gran tipo apareciendo de la nada. No quería asustarlo.
Así que esperé como un idiota y ahora está lloviendo, y el viento ya se arremolina a mí alrededor. No me importa el tiempo; he estado afuera en peores. Pero él está ahí solo. ¿Y si se va la luz?
Intercederé si pasa algo, pero parece que voy a pasar el resto dela noche empapado en su terraza. Podría ir a sentarme en mi camioneta, pero entonces no estaré a mano si acaba necesitando algo.
No sé cuánto tiempo ha pasado cuando todo parece irse al infierno.
Se rompe un cristal al otro lado de la casa.
Jimin grita.
Mi sangre se congela.
Me dirijo rápidamente a la ventana que encontré antes -en mi comprobación del perímetro- y que no parecía muy segura. Solo tengo que deslizar mi cuchillo por debajo del borde y salta para mí.
Rápidamente me meto por ella, avanzando por la casa en la dirección de donde creo que vino el grito
Jimin vuelve a gritar.
Entro en la habitación esperando encontrar un roedor o algo que le esté causando pánico. En lugar de eso, me mira directamente. Está un poco de pie, pero rebotando, sobre la cama, con una lámpara de mesita levantada por encima de la cabeza.
— ¿Quién eres? ¿Qué quieres?
Hago lo posible por no darme cuenta de que lleva una camisa de tela fina que no deja nada a mi imaginación sobre lo fabuloso que es su cuerpo. Así que me enfrento solo a esa diminuta camisa y sus bragas blancas.
No es el momento de tener una erección.
Levanto las manos.
—Jimin, cálmate. Soy yo. Soy YoonGi
— ¡No conozco a ningún YoonGi!
— grita.—¿Estás seguro?—le pregunto.
El rebote se detiene y se queda quieto, con los brazos en alto, dispuesto a lanzarme la lámpara si me muevo en su dirección.
Pero frunce el ceño mientras me mira, catalogando todos mis rasgos. Entonces baja los brazos, solo un par de centímetros, y veo que sus ojos me reconocen.
Así que ha abierto al menos un par de los correos que le envié.
Entonces me doy cuenta de que le tiemblan los brazos por el esfuerzo de sostener la lámpara sobre la cabeza.
Saco un bote de spray de pimienta del bolsillo de mi pantalón cargo y lo tiro sobre la cama.
—Toma, úsalo.
—¿Contigo?— pregunta, mirando de mí al bote.
— Si es necesario. Quiero que te sientas seguro.
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Amor A Primera Carta
FanficA Jimin le gustaba el hermano mayor de su mejor amigo incluso antes de que este se enlistara en el ejercito y se convirtiera en un héroe local. No se enamoró de él hasta que empezo a enviarle paquetes e intercambiar cartas. El vínculo que construyer...