•25•

1.2K 122 96
                                    

Miguel camino por las desoladas calles, mantenía una expresión neutral a pesar de lo que había pasado hace algunos minutos. Sus heladas manos permanecian en el interior de sus bolsillos.

Suspiro pesadamente al visualizar su casa de fuera, incluso nuevamente pensó en no entrar y quedarse durmiendo en el parque. El pensamiento se esfumo cuando tomo la manija de la puerta, no le quedaba de otra más que entrar.

Deseo con todas sus fuerzas que su madre no estuviera ahí; pero para su mala suerte su mamá permanecía en uno de los sillones de aquella amplia sala.

Entro en silenció, su mamá espero a que entrara completamente para poder ir hacia el. La pelinegra se acercó peligrosamente a su lugar.

A Miguel no le quedó de otra más que esperar a que hiciera lo que tuviera que hacer, así que solo bajo la cabeza y trago saliva para hablar.

-H-hola madre...- Pronunció el pelinegro con cierta inseguridad. Segundos después su madre lo tomo del mentón bruscamente para obligarlo a que mantuviera contacto visual con ella.

- Escúchame bien... Necesito asegurarme de que no vas a seguir de puto maricon, así que quiero hacer una cosa.- Las palabras salieron de la boca de su mamá en un tono algo alterado; hasta cierto punto ella emanaba un terrible olor a alcohol, además de su característica voz ronca.

No pasó ni un minuto más hasta que la pelinegra empujó a Miguel contra la pared, haciendo que esté cayera al piso. Se agachó rápidamente y le tiró una cachetada, haciendo que la nariz de su propio hijo comenzará a sangrar.

Miguel no tuvo ni tiempo de protestar hasta que comenzó a golpearlo frenéticamente. Patada tras patada, estos golpes iban directamente a su rostro y estómago.

No paro en ningún momento, al contrario, golpeaba más fuerte a su propio hijo al escuchar como este soltaba jadeos de dolor.

No tardaría mucho en comenzar a escupir sangre, hasta que su mamá se detuvo un momento para hablar.

- Escúchame bien "hijito" no se cómo alguien como tu puede tener algo con un hombre... Y dejame decirte que ese jodido niño no sintió más que pena al verte, tal vez por eso te trató así.- Menciono la mamá de Miguel mientras sonreía burlonamente; bajo su mano nuevamente hasta el menton de Miguel que aún escurría sangre.

- Ser maricon es ser un enfermo... Eso te convierte en uno ¡ME REPUGNAS!- Las palabras llenas de odio dirigidas a Miguel resonaban por todas las paredes, haciendo que el pelinegro se estremeciera.

- Mamá, espera... Yo no.- Fue interrumpido de nuevo con un golpe directo a su mejilla, haciendo que sus palabras quedarán cortas ante la agresividad de su mamá.

- ¡CALLATE! Ahora quiero que traigas a una chica a esta casa para verificar que ya no estés de maricon, si no lo haces... Te voy a matar a golpes, y está vez no podrás hacer nada.- Dijo la pelinegra para soltar a su hijo.

- D-de acuerdo mamá pero no hagas nada porfavor...- Las palabras del pelinegro salieron casi en un susurro, apenas fueron escuchadas por su madre quien ahora se levantaba de su lugar para dirigirse a la puerta.

- Si no lo haces antes de esta puta semana, te voy a matar Miguel.- Exclamó su propia madre, para abrir la puerta y cerrarla de un portazo. El sonido de la puerta cerrándose de golpe resonó por toda la sala, dejando en un completo silenció todo el área.

Miguel soltó un suspiro cansado, cerro los ojos mientras aún se mantenía recostado contra la pared. Miles de imágenes del rostro de Luis golpearon su mente apenas cerro los ojos, haciendo que los abriera de repentinamente.

No, tenía que hacerle caso a su madre. No podía ser gay, de ninguna forma. Los propios ideales de su madre habían hecho cambiar de opinión a Miguel.

Reputation~PapuLince x PanaFresco~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora