Solo una noche basta para desatar un dulce deseo que amenaza en arrasar con todo lo que Maddox Hunt y Leigh Turner conocen.
Cuando Maddox Hunt y Leigh Turner se enredan en un encuentro pasional de una noche jamás imaginaron que volverían a encontra...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Año 2015.
Leigh Turner.
Miro mi reflejo frente al espejo de cuerpo completo que cubre toda mi imagen. Una sonrisa se pinta en mis labios mientras paso mis manos sobre la tela blanca de mi vestido de novia. El encaje acaricia las yemas de mis dedos, con lentitud y con una caricia que me obliga a crecer la sonrisa en mi rostro.
Mi cabello rubio está completamente suelto, en pequeñas ondas que hacen que el rubio contraste contra mi piel blanca.
Mis ojos en color miel brillan, brillan tanto que por un segundo siento la necesidad de llorar de alegría ante las cientos de sensaciones que arremeten contra mi pecho, acelerando mi corazón y alterando mi respiración.
No puedo evitar levantar la mano izquierda y mirar el anillo de compromiso en mi dedo anular, la pequeña piedra en color rojo contrasta contra el aro de plata.
La puerta de la habitación en donde estoy se abre, dejo de mirar mi anillo y levanto la mirada, el reflejo en el espejo me hace sonreír de nuevo cuando miro a mi padre, quien ha entrado a la habitación.
Los ojos marrones de Brandon Turner me recorren de arriba a abajo, noto como sus ojos se llenan de lágrimas cuando me visualiza con mi vestido blanco.
Giro lentamente hacia mi padre quien sigue caminando hasta mí.
—Es la segunda vez que hago esto y ahora duele más —susurra, ocasionando que ría.
Mi hermana mayor, Brenda, se casó hace ya un año, mi padre pese a mostrarse fuerte la mayor parte del tiempo, fue quien más sufrió el hecho de que mi hermana se casara.
Mi padre extiende su mano y me ayuda a bajar de la pequeña base circular en donde estoy. Bajo, quedando frente a él aunque siendo obligada a subir la mirada cuando la altura de mi padre rebasa la mía.
—¿Estás segura de esto, cariño? —pregunta, sus ojos marrones enfocan los míos, toma mi rostro con ambas manos y deja un beso en mi frente.
—Estoy segura, papá —susurro.
—Piénsalo bien, Leigh. Tienes solo veinte años.
—Lo amo, papá —aseguro.
Noto como mi padre traga saliva con dureza, para Brandon Turner no hay mayor tesoro que sus hijas.
En la familia somos cuatro hermanos:
Eris, mi hermano mayor.
Brenda, mi hermana.
Nate, mayor que yo por dos años.
Y yo, Leigh, la menor de la familia Turner.
Mi padre me mira, asiente lentamente, noto como aleja las lágrimas de sus ojos y se obliga a sí mismo a aceptar esto: voy a casarme.