Nos quedamos en silencio un rato, con la atenta mirada de Amelia en mi, sin percatarse todavía de Marcus, ya que él estaba en la esquina en donde se mantenía oscuro.
Dios, tragame tierra.
— Por fin te encontré — Suspiro aliviada, al parecer aún no lo notaba y cuando dio unos pasos, se detuvo al ver a Marcus — O... Hola Marcus...
— Hola — Estableció, rascándose la nuca incómodo.
Amelia se quedó estática un rato, mirándonos a los dos seguidamente de una risita que al parecer quería aguantar las ganas de querer gritar de alegría todo lo que estaba viendo.
— Bueno... Supongo que yo...— Moví la cabeza, señalando la puerta y al captar el mensaje asintió — Esperare afuera.
Al tener privacidad, suspiramos de alivio.
— ¿Quieres que te lleve a la enfermería? — Pregunto, preocupado al verme tocando mi espalda.
— No te preocupes, estoy bien solo quedara un moretón — Establecí levantándome de la silla, Marcus imito mi acción quedando a unos centímetros del otro.
Traque grueso.
No sabía si moverme o quedarme en el lugar y no era por su estatura que me sacaba una cabezas. Ni bien, mi curiosidad de saber lo que pasará si me mantengo así unos segundos cerca de él, era mucho más grande. Cada uno miraba el labio del otro sin saber el porqué de la situación, sin saber el porque de nuestras miradas, ni saber nada del uno del otro, solo seguíamos cerca tan cerca que podía escuchar su respiración. Mi mano picaba por tomar la suya y acariciarla, quería poder sentirlo aunque sea por unos segundos, pero me negué.
La tensión entre los dos se notaba y no era uno incomodo era mas bien como si ya nos conociéramos y era demás decir que no podía apartarme y lo peor es que no quería.
Su olor...
Su perfume...
Su respiración...
Mi propio latido...
El suyo...
El nuestro...
Podía sentirlo todo en este preciso segundo y eso causaba estragos en mi ser. Mi sistema nervioso solo temblaba por su cercanía y solo bastaron unos golpes en la puerta, para saber que este no era el momento indicado.
— ¡Apúrense, quiero irme a mi casa! — La vos de Amelia se escuchó atreves de la puerta.
— Bueno...
— Yo...
Los dos habíamos hablado al mismo tiempo, lo que hizo más incómodo el momento.
— Espero volver a verte, Adhara... — Dijo Marcus ¿Coqueto?... Dios...por un momento me pareció muy cursi. — No tengas miedo de hablar conmigo cuando quieras. Siempre estaré contigo.
Sonreí.
— Entonces, estaré esperándote — Conteste pasando mis manos sobre su pecho delicadamente. Si él podía coquetear conmigo ¿Por qué yo no?.
Se lamió los labios, pensando varios minutos hasta que se asomó un poco al abrir la puerta, asegurándose de que nadie nos viera.
— No hay nadie, solo estoy yo — Anuncio Amelia, que estaba apoyada en un casillero sosteniendo mi mochila un poco aburrida y al mírame entrecerró los ojos volviendo a mirar a Marcus, apareciendo una sonrisa de las que conocía muy bien y no era para nada bueno lo que saldría de su boca — ¿Qué es lo que están haciendo ustedes...
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ᴀᴛᴀᴅᴏꜱ ᴀ ɴᴜᴇꜱᴛʀᴀ ᴘʀᴏᴘɪᴀ ʀᴇᴀʟɪᴅᴀᴅ 🌙
Romance» ¿Podemos distinguir de la realidad de la ilusión? ¿Que es real y que no? ¿como sabemos que todo lo que vivimos algún día llegará a ser real? ¿Estamos destinados a estar solos para siempre? « Adhara y Marcus son dos personas reservadas en su propia...