Capitulo 01- Click

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Max (POV)

El sonido de nuestro caminar resonaba por el pasillo, mientras avanzábamos hacia la pista de hielo. Hoy se supone que entrenaremos junto a otro equipo de hockey, los "Gammas", con mis compañeros de equipo tomamos la decisión de por primera vez, llegar unos minutos antes a la pista de patinaje. Dudo que haya un problema con llegar antes.

Abrimos la puerta, provocando un gran estruendo, con expectativas de encontrar la pista semivacía, lista para nuestro equipo de hockey.

Sin embargo, lo que vimos nos detuvo en seco. En el centro de la pista, como si flotaran sobre él, había una pareja de patinadores sobre hielo, la música era suave, llenaba el ambiente, acompañando sus movimientos gráciles y perfectamente sincronizados.

Había un chico de cabello castaño oscuro, su traje era blanco como la nieve, con matices celestes que me recordaban al hielo puro. Se deslizaba por la pista con una elegancia tan sobrenatural que parecía flotar más que patinar. Cada uno de sus movimientos estaba lleno de precisión y control, como si estuviera en completa armonía con el hielo bajo sus pies. No parecía de este mundo; su gracia era casi hipnótica.

Su pareja, una mujer curvilínea, seguía cada uno de sus movimientos con la misma destreza, formando una unidad perfecta con él. A su lado, su entrenador los observaba desde el borde de la pista, con una mirada fija y analítica.

El chico levantó a su pareja con una sola mano, haciéndola parecer tan ligera como una pluma. El asombro se apoderó de mí al ver la facilidad con la que realizaba esa maniobra, la confianza en su postura, la serenidad en su expresión. Mis ojos no podían apartarse de él; había algo en su forma de patinar, en la forma en que dominaba cada centímetro de hielo, que me dejó embobado.

P.J, que estaba justo a mi lado, quedó absorto por completo, pero mientras él seguía cada giro y salto de la patinadora con los ojos, algo en mí se centró únicamente en el chico. Su elegancia, su porte, incluso la tensión en sus músculos mientras controlaba cada movimiento... era impresionante.

— Wow,—murmuró P.J., casi como un suspiro, sin darse cuenta de que había hablado en voz alta.

Bobby, que estaba al otro lado de P.J., le dio un ligero codazo y le susurró—Cierra la boca antes de que se te caiga-a la baba.

Pero yo no podía prestar mucha atención a P.J, Bobby, ni a mis otros compañeros de equipo. Toda mi concentración estaba en aquel chico.

El bullicio que causamos al entrar rompió la armonía de la escena. Algunos de mis compañeros bromeaban ruidosamente, completamente ajenos al ambiente sereno que habíamos interrumpido.

El chico nos miró, claramente molesto por nuestra intromisión, antes de dejar a su pareja en el hielo nuevamente. Sus ojos, de un azul intenso, se clavaron en los míos, y en ese instante sentí una conexión extraña, como si un "click" resonara en mi cabeza.

Él comenzó a patinar hacia nosotros, sus movimientos llenos de propósito y determinación. Su entrenador y la chica lo seguían con la mirada, ambos con expresiones de desagrado. A medida que se acercaba, esos ojos azules permanecían fijos en los míos, y por un segundo, me sentí completamente atrapado en su mirada, incapaz de apartar la vista.

—Hagan menos ruido. Estamos tratando de practicar aquí—ordenó con voz firme, interrumpiendo mi pensamiento.

Uno de mis compañeros de equipo, Evan, soltó una risa burlona.—¿Qué te pasa, príncipe del hielo? ¿Te molesta nuestro entusiasmo?

Aquel chico ojiazul, frunció el ceño aún más, claramente irritado por el comentario.—No estamos aquí para ser distracción de su entrenamiento. Tienen su propia hora reservada, ¿no es así?

Conquistando el hielo// MaxleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora