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Me quedé sola sin saber que hacer. Colin había desaparecido. Suspiré y cogí un vaso de limonada. Busqué por toda la sala a alguien que conociera y mi vista paró en Francesca. Sin dudarlo me acerqué a ella.

—Deberías salir a la pista—dije cuando llegué a su lado.

—¿Debería?

—Cuando una se acerca a la pared cuesta separarse, haga lo que haga—dijo Penélope apareciendo.

—Al menos la pared no pregunta que me emociona—amabas miramos a Francesca.

—¿No disfrutas hablando con estos maravillosos caballeros?—dije con ironía.

—Esperaba una conversación, no que me inspeccionaran como si fuera un insecto raro retorciéndome bajo un microscopio.

—Creo que el problema no somos nosotras, son ellos—dije—A mi me costaría menos tener una conversación con un hombre si no supiera que lo único que quieren es casarse conmigo para tener la bendición de la reina.

—No os gusta llamar la atención, ¿me equivoco?—Francesca y yo negamos ante la pregunta de Pen—Eso os hace únicas, y a ti en tu familia Francesca. Todos los Bridgerton nacieron para llamar la atención. De un modo u otro. Yo también soy diferente de mis hermanas. Puede ser complicado, lo sé.

—Pero son maravillosos—dijo Francesca sonriendo.

—Llevo poco tiempo aquí, pero lo poco que conozco de los Bridgerton es perfecto.

—Sois afortunadas. Y tenéis suerte de llamar la atención, aunque no os guste. Para algunas la atención es muy escasa.

—Señorita Francesca—las tres nos giramos—¿Un baile?

—Claro mi Lord—se fueron juntos a la pista de baile.

—Solo quedamos nosotras.

—Si no conseguimos marido, siempre podemos casarnos nosotras—Pen se rio de lo que dije.

—Eso sería un escándalo para la sociedad, Blair. Pero no estaría mal casarme con un amigo—sonrió melancólica mirando a Colin.

—¿Así que el afortunado es Colin?

—No... Yo... Sí... No veo por qué no contártelo.

—Sabes que tus secretos están a salvo conmigo.

—Aquí estáis—dijo Eloise.

—¿Cómo sobrevivís a estas fiestas?

—¿Qué ye hace pensar que lo hago? Tenéis que salvarme de Cressida Cowper, sigue creyendo que somos amigas y no para de perseguirme. Vamos a otro lado—nos agarró del brazo pero un señor apareció.

—¿Está bien señorita Featherington?—la preguntó después de que Pen se llevase una cucharada de helado a la boca.

—Sí, perdone. Dolor de cabeza.

—¿Por el helado o por la joven de aspecto delicado y mueca burlona?

—Creo que aquí hemos terminado, nos vamos—hicimos una reverencia y Eloise nos apartó.

—No puede ser tan mala esa tal Cressida—dije y me fulminó con la mirada.

—Es mala. Lo único que quiera es ser el centro de atención y que todos la sigan—me quedé mirando a Cressida y vi como rompió el vestido a Penélope.

—¿Por qué a hecho eso?—pregunté enfadada—Iré a decirla algo ahora mismo.

—No—me agarró del brazo para que no me fuese—No sabes por donde te va a venir. Cualquier cosa que te diga sabe que te va a hacer daño, puede acabar contigo en segundos—vi como se iba con una sonrisa victoriosa—Si me disculpas, voy a hablar con Anthony—se fue.

Sola otra vez. Miré la pista de baile, me encantaría saber bailar como ellos. Nunca lo había pensado. Los movimientos son tan fluidos... Vi como un hombre se acercaba a mí. Me arregle el vestido pero noté algo mojado.

—Ups, se me ha caído... En tu vestido. Si yo fuese tú me iría a casa para no dar vergüenza. Espera, es verdad. Tú no tienes casa—no quitó su sonrisa en ningún momento. Noté que lo ojos se me empezaron a poner rojos. Me niego a que me vea llorar.

No dije nada y me di la vuelta. Corrí lo más rápido que puede a la salida. Todo esto es un error. Yo tendría que estar en mi casa con mis padres. Cuando por fin estaba fuera lloré. Espero que no me vea nadie.

—Blair.

—¡Colin!—dije girándome—¿Qué haces aquí fuera?

—Solo salía a tomar el aire—no me convence—¿Por qué te vas tan pronto? Toda mi familia está dentro, pensaba que nos íbamos todos juntos.

—Supongo que Cressida tiene razón, no sois mi familia. Está muerta.

—Ya veo... Espera aquí 5 minutos. No te muevas—volvió a meterse dentro. No se que va a hacer pero necesito meterme ya en la cama. Quiero que el día de hoy ya se termine. Apareció y llamó al carruaje—Permiteme decirte que hoy vas preciosa.

—No te rías de mí.

—¿Reírme? Te aseguro que lo digo en serio. Ese verde te favorece.

—Cressida a tenido el detalle de dejar su marca en él.

—No hagas caso a Cressida. Alguien como tú no merece estar así por una persona que no vale la pena. Ella no va a cambiar, pero tu puedes demostrarla que no te duele lo que te dice. Se que eres fuerte, Blair. Demuéstraselo—me agarró las manos y nos miramos. Su mirada es tan real.

—Aquí está el carruaje señor Bridgerton.

—Ven, vamos—sin soltarme una mano nos subimos al carruaje.

Íbamos en silencio, pero no era incómodo. No tenía fuerzas para hablar. Ni para mantener los ojos abiertos. La cabeza se me cayó en el hombro de Colin y en cuanto me di cuenta la quité.

—Perdón.

—Blair, no pasa nada. Si tienes sueño puedes dormir sobre mi hombro—con un poco de vergüenza volví a apoyar mi cabeza en su hombro.

La vergüenza no me duró mucho, no sé cuando pero caí en un profundo sueño.

Lady Bridgerton||Colin BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora