016

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Después de ese baile fueron mil más. Estoy cansada. Quiero que esta pesadilla se acabe ya. Le pedí al príncipe que me dejara descansar este baile. Me tomaba una limonada tranquila con Eloise, Francesca y Penélope. Ellas me hablaban pero a mí me daba vueltas la cabeza.

—No soy un hombre de muchas palabras. Y las que tengo... Me temo que no son muy buenas—¿desde cuando está Lord Kilmartin hablando con Francesca? Le dio un papel y ella lo abrió sonriente—Pero si que creo en el poder de un gesto—los ojos se me pusieron vidrioso. Eso es lo que necesito yo, un gesto... Pero no del hombre del que lo va a hacer, si no del hermano de mi amiga.

—Me alegro tanto de que hayas encontrado lo que buscabas—dije y empecé a llorar.

—Blair, no...—dijo Eloise.

—Creo que mejor me voy—Kilmartin se fue. Eloise y Pen me abrazaron.

—Yo no quiero casarme con él. Yo estoy enamorada de Colin.

—No sé si mejorará algo esto que diré, pero mi hermano me ha dicho que está profundamente enamorado de ti.

—¿Y por qué no hace algo? Sabe que hoy es su última oportunidad y se ha quedado en casa.

—Señorita Pennington , ¿se encuentra bien?—mierda, el príncipe. Me sequé rápido las lágrimas.

—Se la ha caído un poco de limonada en los ojos—dijo Penélope salvándome.

—Es la hora de nuestro siguiente baile, pero...

—¡No!—dije rápido sabiendo lo que me iba a decir—Acabemos con esto de una vez—me ofreció la mano y yo se la di. Me llevó a la pista y empezamos a bailar. Susurré un gracias a las chicas por no haber dicho nada.

Tenía ganas de vomitar y el corazón me latía rápido, pero no como lo hacía con Colin. Dejé de pensar en él porque me iba a poner a llorar y no sabría como explicarlo.

—Se encuentra hoy especialmente hermosa señorita Pennington—sonreí falsamente.

—¿Puedo interrumpir?

—Colin...—dije esperanzadora.

—Solo será un momento—la gente empezó a susurrar.

—Parece que tienen algo que resolver. Los dejo para que lo hagan—Colin se puso a bailar conmigo, pero no hablaba.

—Colin, vas a arruinar todo entre el príncipe y yo.

—Quizá sea lo mejor.

—¿¡Por qué!?

—Blair, no te cases con él. Apenas le conoces y no le amas.

—El hombre al que amo me hace perder el tiempo. Esto es lo más sensato.

—He oído que se marcha, tres años.

—Lo sé. Es un príncipe muy ocupado. Me conformo con lo que me ofrece. Tendré una vida... tranquila y aburrida. Voy a aceptar su propuesta—la música se acabó y me soltó.

—Quise ayudarte a encontrar marido, pero no dejaré que comentas un error—el príncipe pasó de largo.

—El único error que he cometido fue pedirte ayuda—le dije y me fui tras el príncipe—¡Príncipe! Perdón la interrupción. El baile ha acabado, pero podemos volver a la conversación.

—Blair, lo he visto. No estoy ciego. Miras a Colin como si fuese lo más preciado que tienes. No permitiré que te cases conmigo y que tengas una infeliz vida lamentándote por no estar con el hombre al que amas.

—Le aseguro que Colin Bridgerton jamás sentirá nada por mí. Es ridículo pensarlo. Somos... amigos—me costó decir esa última palabra.

—¿Querría que fuera algo más?—la pregunta me sorprendió.

—Eso ni siquiera... No es una posibilidad.

—No le pregunto eso, si no que ¿le gustaría que lo fuera?—no dije nada y le bastó como respuesta.

—Pero, ¿y usted?

—Yo deseo encontrar a alguien capaz de amarme con el corazón, como usted lo hace con Colin. Espero que sea feliz—me sonrió y se fue.

Me quedé inmóvil. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? Huir, eso hice. Me fui corriendo de allí, ha sido humillante. Salí y pedí corriendo el carruaje. No tardó mucho en llegar y me subí. Los caballos empezaron su camino hacia casa.

—¡Espere!—oí una voz y se paró el carruaje. La puerta se abrió. Era Colin—Blair.

—No quiero hablar contigo—su voz sonaba entrecortada y tenía los ojos llorosos.

—Por favor—sonaba desesperado—Déjame entrar—me aparté y se subió. Los caballos volvieron a andar.

—¿Qué quieres?

—¿El príncipe ha pedido tu mano?

—¿Acaso es asunto tuyo?

—Necesito saberlo. ¿Te ha pedido matrimonio?

—Es extraño... Cuando te pedí ayuda para encontrar un marido no me di cuenta de que podías arruinarlo.

—Es asunto mío porque te aprecio mucho. No puedes casarte con ese hombre, te dejará. Es demasiado particular y es... No es nada bueno para ti, Blair—le costaba hablar.

—No me lo ha pedido. De hecho me ha rechazado por tu culpa. Porque tu escenita le ha hecho creer que sientes algo por mí. Algo absurdo. ¡Ahora quiero estar en silencio hasta casa!

—No puedo—soltó.

—¡Por favor!—grité.

—No puedo, porque... ¿Y si sintiera algo por ti?—miró hacia abajo.

—¿Qué?—estoy cansada de perder el tiempo. Se arrodilló ante mi y puso sus manos en mis rodillas.

—He pasado mucho tiempo intentado sentir menos, intentando ser la clase de hombre que la sociedad quiere que sea. Y por un momento creí conseguirlo. Pero las últimas semanas han estado llenas de sentimientos confusos, sentimientos como la incapacidad total de dejar de pensar en ti. En aquel beso...—en ese momento me di cuenta de que esto estaba pasando. La luz de la antorcha era lo único que nos iluminaba, pero podía ver la verdad en sus ojos.Sentimientos como soñar contigo mientras duermo. Y de hecho, preferir dormir porque quizá allí te encuentre. Sentimiento que es como una tortura. Pero que es algo a lo que no puedo, y no lo haré. A lo que no quiero renunciar—empecé a negar con la cabeza.

—Por favor, no digas cosas que no piensas.

—Si lo pienso... Es todo lo que he querido decirte desde hace semanas.

—Pero... Somos amigos.

—Sí, pero... Perdóname—se recompuso— no sé que estaba pensando.

—No sabes lo mucho que deseo ser más que amigos...—me miró—Mucho más.

Nos miramos prefundamnete y me besó. No puedo creer que esto esté pasando. Nos separamos y le toqué la cara con delicadeza. Volvió a beesarme con mucha m''as fuerza. Nunca he sentido algo así. Puso su mano sobre mi cadera. Me besó el cuello y bajó poco a poco la maga de mi vestido. Bajó la mano hasta el final de mi vestido y la metió debajo de la falda. Y... Todos sabemos que es lo que pasa...


✒️✒️✒️


El carruaje paró en señal de que llegamos y nos separamos.

—¡Colin! Estamos en casa—dije agitada.

—Oh dios. ¿No podría el cochero seguir adelante?—preguntó y nos reímos.

—¿Nos habrá visto alguien? No estaba prestando atención a nada—me miró serio y volvió a besarme. Me colocó la manga del vestido con cuidado y me colocó el pelo—¿Qué haces?—abrió la puerta del carruaje y se bajó—¿Qué haces?—pregunté asustada.

—¿Vienes conmigo?

—¿Qué?—no estoy entenddiedno nada—Pero...

—¡Por amor de Dios! Blair Pennington, ¿te vas a casar conmigo o no?

Lady Bridgerton||Colin BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora