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Salí a dar un paseo con Eloise, Benedict y Colin. Todos tenían la revista de Whisthledown en las manos. Es increíble lo que Pen a podido conseguir sola.

—¿Preferirías pasear con tus compañeras debutantes?—preguntó Benedict a Eloise.

—¿Te gustaría ver como crece la hierba?—ninguno entendimos a lo que se refería—Además, no es a mí a quien miran—Eloise nos miró a Colin y a mí—El diamante y la piedra de la temporada.

—Gracias hermana, se nota lo mucho que me aprecias.

—No sé que te ven todas.

—¿No prometiste a Anthony dar una oportunidad a la alta sociedad?—Benedict se paró con cara de asco. Veo que no le hace mucha ilusión.

—Blair y yo nos iremos a dar una vuelta. Eloise, ayúdale—ella se rio.

—Vamos Benedict, tengo que ayudarte a encontrar mujer.

Colin y yo nos separamos. Empezamos a andar sin ningún rumbo fijo.

—Bien, ¿cómo empezamos? Podría leer algún libro sobre carisma.

—Aún quieres mi ayuda después de lo escrito por lady Whistledown.

—Se ha equivocado mucho contigo, ignoremosla.

—Desde luego. Tarde o temprano la descubriré y bailaremos el día de su desaparición. Ahora, nada de libros. Si quieres conseguir pareja, debes relacionarte en la vida real. Me gustaría ver primero tus habilidades.

—Siento decirte que son nulas.

—Sabes mover el abanico, agitar las pestañas... Amenudo con eso basta. Lo hombres son seres muy simples.

—Si quieres puedo mostrártelo a ti.

—A mí no, a ellos—se acercó a unos hombres—¡Caballeros! Ya conocen a la señorita Pennington—me abanicaba con el abanico de una forma muy rara.

—Es todo un placer mirarlos. ¡Verlos! Es un placer verlos. Hace... un tiempo espléndido ¡verdad!—yo no hablo con este tono de voz, ¿por qué ahora sí? Me reí para intentar arreglarlo.

—Señorita Pennington—dijo uno de ellos—Parece indispuesta.

—¡No!—seguía sonriendo—Y si me perdona, estoy muy bien mi Lord—me reí y me miraban cada vez peor.

—Creo que tenemos que irnos. Lord Bridgerton—se fueron sin decirme nada.

—Interesante...—yo me llevé las manos a la cara.


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Estaba en el salón con Francesca, Violet y Lady Danbury. Estaban hablando de pretendientees.

—He oído que Lord Courny ha llegado a la ciudad anoche—dijo Violet.

—¡En efecto! Es bastante apuerto y muy amante de la música. He oído que también viene con su primo.

—Serían perfectos para ellas.

—Y no son los únicos. Los gemelos Duster son grandes defensores de las artes.

—¿Y también son apuestos?—preguntó Hyacinth. Francesca y yo bebimos del té.

—¡Tenéis que hablar con todos!—Violet está muy emocionada.

—Es bueno tener opciones.

—Tenéis muchas más de las que creéis. El motivo por el que he venido a tomar hoy el te hoy es para informar de que la reina traerá a un primo suyo lejano. Ella quiere presentárselo al diamante de la temporada,  pero no está de más hablar con él—perfecto, cita a ciegas.

—¡Qué nervios! ¿Y se puede saber quién es?

—El príncipe de Rusia.

—¡El mismo que el de Daphne!—dijo Hyacinth.

—Es muy apuesto, Blair. Yo le daría una oportunidad—sonreí por educación y desconecté de la conversación. No quiero un príncipe, ¡y menos irme a Rusia! Además, sería su segunda opción. Miré el reloj y me levanté al darme cuenta de la hora que era.

—¡Blair!—me dijo Violet.

—Perdón, lego tarde. Lady Danbury—hice una reverencia—A sido un placer poder hablar contigo y quiero que sepa que estoy deseando conocer al príncipe.

—¡Una noticia maravillosa!

Lady Bridgerton||Colin BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora