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Subí rápido a mu habitación y las sirvientas me cambiaron lo más rápido posible. Dentro de 5 minutos he quedado con Colin para mi siguiente lección. Si llego tarde pensará que no me lo tomo en serio. Bajé corriendo las escaleras y me metí en el carruaje. 10 minutos tarde, no es tanto. Llegué y vi como Colin venía a lo lejos.

—¿Has esperado mucho?—me preguntó preocupado.

—Acabo de llegar, al igual que tú—nos reímos. Empezamos a mirar los puestos del mercado—¿Seguro que quieres seguir con las lecciones? No me enfadaré  si me das por perdida.

—Tú no necesitas una lección.

—Es imposible enseñarme.

—Es posible enseñarte, pero es que no hace falta. Tú ya sabes hacerlo—le miré.

—Te aseguro que no. Míranos. No tienes problemas para hablar conmigo y para reírte de mí tampoco—nos reímos.

—Es diferente, tú no eres la sociedad. Es imposible vivir en sociedad y que no te importe lo que piensen de ti. La sociedad se basa en los juicios de los demás.

—¿Sabes qué descubrí en el extranjero? Nadie me conocía, nadie sabía como tenía que ser. Ya no tenía que ser el Colin Bridgerton que todos creen conocer. Y así me convertí en yo mismo. Blair, vivir para la estimación de otros es una trampa. Cuando te liberas de eso el mundo se abre.

—No sé si es tan sencillo—me acerqué a él negando para después irme. Él me seguía por detrás.

—¿Por qué quieres un marido?—me preguntó.

—En verdad no lo quiero, solo es por la reina. Yo quiero enamorarme. Supongo que acelerando ese proceso me casaré antes. Pero no puedo enamorarme de un hombre si me da miedo hablar con ellos. Yo quiero volver a sentirme querida.

—No necesitas un hombre para eso. ¿Qué es la cosa que te hace sentir más cómoda ahora mismo? Más a gusto.

—Tú casa... Vuelvo a sentirme como en casa—Colin iba a hablar pero me adelanté—Debemos irnos, o la gente hablará.

—Vivimos en la misma casa, la gente ya puede pensar cosas—me miró—Pero supongo que tienes razón.


✒️✒️✒️


Violet, Francesca y Eloise se fueron a la modista. Mentí a Violet diciéndola que me encontraba mal. La mitad del poco tiempo que llevo aquí lo he pasado en la modista, estoy cansada de ir para hacer siempre lo mismo. Ahora con la noticia del príncipe Violet quiere hacerme trajes más bonitos y llamativos. Suerte que la modista tiene mis medidas.

Se supone que he quedado con Colin a la entrada de casa... hace 5 minutos. No entiendo por qué ha quedado aquí conmigo. Supongo que para saberlo tendré que esperar, pero no sé cuanto tiempo.

—¡Colin Bridgerton!—susurré enfadada.

—¿Hablando mal de mí?—dijo abriendo la puerta de casa. Odio que me encante tanto su sonrisa.

—¿Se puede saber por qué me has hecho venir aquí cuando los dos estábamos dentro de casa?

—Dijiste que sentías que esto es tu casa. Quiero que vuelvas a pensar en lo que pensaste la primera vez que entraste por esta puerta. Necesito que estés tranquila antes de la siguiente lección.

Entramos y me acordé de todo otra vez. Tenía la piel de gallina. Pensé otra vez en como era todo antes de venir aquí pensé también en lo bien que me están tratando todos. Sonreí.

—¿Estás bien?—me preguntó y yo asentí—Bien, vamos al salón Bridgerton—subimos las escaleras y llegamos.

—Creo que te estaré eternamente agradecida por los carteles. ¿Cuál es la siguiente lección?

—Imaginaremos que esto—miró el salón—sea un baile.

—¿Te has vuelto loco?

—Vale—asintió. Creo que se esperaba mi reacción—Imagínatelo conmigo. El cuarteto está junto al piano forte tocando una bonita pieza. Aquí, en el sofá, están algunas madres debatiendo los encantos de la decoración. Al otro lado—Colin se iba moviendo por la habitación—los caballeros piden bailes a las señoritas. Y aquí, está la mesa de la limonada—y era verdad. Había una mesa con dos vasos de limonada—Que es donde empezaremos—se volvió a acercar.

—Muy bien. ¿Coqueteo con el pianista imaginario?—ambos nos reímos.

—No. Con el apuesto pretendiente que acabas de conocer—cogió el vaso de limonada—Yo.

—¿Tú?

—¡Soy el perfecto para practicar! Que no te de vergüenza, me conoces.

—Exactamente por eso me da vergüenza, porque te conozco—dejó el vaso en la mesa. Estaba mal.

—Perdón, es que... Dentro de mí, se que puedo ser inteligente, divertida, pero... De algún modo mi carácter se pierde entre mi corazón y mi boca... Y de repente digo algo incorrecto, o más bien, no digo nada.

—Olvida lo que está mal o bien. ¿Qué querrías decirme si yo fuese un pretendiente? Sin preocuparte demasiado de como puedo recibirlo—nos miramos.

—Tus ojos, son de un azul asombroso. Y brilla aún más cuando eres amable—dejamos de mirarnos y él bebió limonada—Diría algo así si fueses un pretendiente.

—Bueno, eso ha sido muy directo.

—También odio tú sonrisa—me miró—odio todo lo que provoca en mí. Me encanta la forma en la que siempre intentas ayudarme y que esté bien.

—Blair...

—Colin, yo...—se acercó poco a poco y su cara estaba peligrosamente cerca de la mía. Mis ojos pasaron de sus ojos a sus labios. Puso una de sus manos en mi cara.

Nos separamos bruscamente cuando oímos un ruido. No sabíamos que hacer. Lo pasos se acercaban cada vez más rápido.

—Métete en el estudio—me dijo Colin y lo hice. ¿Que acaba de pasar?

Lady Bridgerton||Colin BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora