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Estábamos en el salón Bridgerton esperando a que vinieran los pretendientes de Francesca. Como soy el diamante de la temporada y vivo con los Bridgerton beneficia a Francesca. De hecho, la reina ha llamado a un familiar suyo lejano para que hable con Francesca. Ayer en eñ baile ya se presentaron.

—Espero que esto sea de su agrado—dijo Violet. Apartó la mano de Gregory que quería coger un pedazo de pastel.

—Espero que la cocinera no se haya esforzado tanto para nada. Lord Samadani podría no querer venir.

—No, shh..—dijo para intentar tranquilizarlo.

—¿Lord Samadani es de aquí?—pregunté.

—No. La reina nos ha dicho que es de la India—me contestó Violet contenta. Un hombre apareció por la puerta.

—Un visitante, mi lady.

—¡Sí, que pase!—el visitante entró. Este señor no es Indio. Violet le miró con cara rara.

—¡Lord Samadani!—dijo Hyacinth para romper el silencio—Bienvenido. Nuestra cocinera ha preparado alguna comida India sabiendo que vendría.

—Hyacinth—Violet la paró—Él no es Lord Samadani. Por favor, perdónenos por el error.

—El error es mío, sin duda. Vengo a visitar a una de sus hijas, si es posible—miró a Francesca. Ella sonreía. Creo que me he perdido algo.

—¿A mi hija Francesca?

—Señorita Francesca, Jonh Stirling. Conde de Kilmartin.

—Un placer conocerlo—hizo una reverencia. Hablaré con ella más tarde.

—El placer es mío—Violet parece asustada.

—Lord Kilmartin y yo nos conocimos en el baile Hawkins, pero no hubo oportunidad de presentarnos formalmente.

—Entiendo—creo que a Violet no le hace mucha gracia.

—¿Podría sentarme con usted?—le preguntó a Francesca.

—Me encantaría—respondió con felicidad. Los dos se fueron a sentar Se miraban, solo se miraban. ¿Tendrán vergüenza de hablar porque estamos aquí?

—No habla con él—dijo Gregory.

—Me impresiona—miré a Eloise—Creía que se usaba el ingenio o la charla para disuadir. Pero el silencio... Es mucho más eficaz.

—Tal vez se estén divirtiendo—dijo Hyacinth.

—¿Pero cómo van a conocerse si no hablan entre ellos? Y viene a visitarla sin haberlo presentado formalmente—Violet estaba alterada.

—A veces solo se necesita una mirada para conocer a otra persona...—dijo sonriendo mientras los miraba. Volvió a aparecer el señor por la puerta.

—A venido otro visitante, señora. Lord Samadani—Violet se levantó feliz—Para la señorita Francesca—ella estaba cabizbaja sin la sonrisa.

—Lady Bridgerton, buenos días.

—¡Buenos días lord Samadani! Deje que le ofrezca un pastel.

—Señorita Francesca, es un placer verla—se acercó a ella, que se había levantado, y la besó la mano.

—Buenos días, lord Samadani.

—No creo que nos conozcamos Lord...

—Kilmartin—respondió el mismo—Pero yo ya me marchaba. No deseo molestar. Buenos días—dijo y se fue. Francesca se quedó mirando a la puerta.


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Adivinad donde estoy. Si habéis dicho en un baile, era buena opción. Pero no. Estoy en una reunión social, en una biblioteca.

—Los libros son cautivadores. Yo tengo una colección de más de mil—dijo Lord Samadani. Ha venido a acompañar a Francesca durante la velada.

—Los libros adoran ser coleccionados—dijo Eloise asombrada por el lugar.

—Sí, mucho—Francesca no estaba atenta a nada. Violet y Colin desaparecieron, Lord Samadani y Francesca se fueron juntos y Pen se acercó a Eloise y a mí.

—Dudo que alguien de esta biblioteca, aparte de nosotras, haya leído un libro hasta el final—dije.

—Quizá el mío esté pronto en la colección—dijo Penélope con pena—La tragedia de una solterona que acabará sola hasta el día de su muerta y sus hermanas estarán ahí siempre para recordárselo.

—Pura literatura alemana—intentó bromear Eloise, pero se ganó una mala mirada de Penélope.

—Puede que ese libro sea reescrito—dije cuando vi a un hombre que llevaba hablando varios días con Pen. Violet y yo nos fuimos para no estorbar. Ella con su madre y yo con Colin.

—Veo que todos los golpes de abanico van dirigidos hacia ti.

—Lo hombres que me ayudaron con el globo también me lo echan en cara—reímos—Pero la chica que me interesa abanica a otro lado—eso me dolió.

—¿Se puede saber quién es la afortunada?

—Solo te diré que ya es demasiado tarde. Se va a casar con otro hombre, o eso tiene pensado.

—El príncipe todavía no me ha pedido matrimonio. Gracias a tu historia me he acordado. Puede que tú también estés a tiempo.

—¿Quién sabe?—dijo riendo—¿Has visto algún libro interesante?

—Vi uno. Trataba de dos personas que la vida les cruzó. Fueron amigos hasta que se enamoraron, pero fueron tan cobardes que ninguno se lo dijo al otro. Ella iba a casarse. Esperó y esperó... Pero el tiempo se acabó y terminó infelizmente casada con un hombre que ella no deseaba.

—Me suena haberlo oído—me miró sonriendo y yo aparté la mirada—Pero creo que tenía otro final...



Lady Bridgerton||Colin BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora