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Las criadas entraron en mi habitación para despertarme. ¿Cómo he acabado aquí sin darme cuenta? Me vistieron y me peinaron como siempre.

—La señora Violet la está esperando en el salón—me dijo una de ellas.

—Tendré que encontrar primero el salón.

—No creo que hoy la cueste, lady Pennington—las criadas se rieron. Aquí pasa algo raro. Mientras una de ellas me hacía la cama yo salí.

Cerré la puerta y me encontré con un cartel en el que ponía mi nombre con tiza. Fruncí el ceño. Miré a las demás puertas y también había carteles. Colin salió de su habitación.

—¡Buenos días, Blair!—me reí.

—¿Tú tienes algo que ver con los carteles?

—Puede ser. Hyacinth me ayudó, me mataría si no te lo digo. Pero la idea fue mía. Y ayer te llevé hasta tú habitación, estabas demasiado dormida.

—Gracias—dije mirando al suele con la cara roja—Pero estaba con el pijama...

—¡Oh, no! Las criadas se encargaron de ellos. No tienes de qué preocuparte.

—Blair, mi madre te busca—dijo Gregory y se metió a su habitación.

—Colin, gracias por todo. No tenías por qué molestarte.

—Quiero que estés bien aquí—le sonreí y me fui. No tuve problemas  para encontrar el salón.

—Violet—dije haciendo una reverencia. Estaba Francesca en el sofá y me senté a su lado.

—Colin me dijo que no te encontrabas bien ayer y te acompañó hasta casa. ¿Qué tal te encuentras hoy?

—Ya estoy bien, gracias.

—¿Qué tal el baile de ayer?

—Estuvo... Interesante—dije por ambas y Francesca asintió.

—Pensad en los bailes como en tocar un duo. Cuando tocas con otra persona hay cierta vulnerabilidad que puede dar mucho miedo. Pero merece la pena. Cuando encuentras a esa persona con la que creas una armonía inesperada.

—Pero necesitamos a alguien real. Todos parecen réplicas.

—Os entiendo, el mercado cada vez está peor. Pero yo sé que vosotras encontrareis a la persona correcta. Os lo merecéis.

—Tampoco sé como se siente alguien cuando está enamorado o encuentra a la persona indicada—dije

—Eso... Se sabe—Violet no ha sido de mucha ayuda, pero supongo que tiene razón. Espero darme cuenta y no perderlo.

—Señora—una de las criadas apareció por la puerta—La vid condesa la busca—Ella se levantó y se fue.

—Creo que yo también me iré—me encontré con Colin Y Penélope discutiendo.

—Nos vemos más tarde, Blair—dijo y se fue.

—¿Cuánto has escuchado?—me preguntó.

—Todo. Vamos a la cocina a hablar—fuimos y me explicó todo lo que pasó el año pasado—Pen te aprecia mucho, y la entiendo. Nos es fácil ver como todas las jóvenes se te acercan—me di cuenta de lo que parecía—¡Para ella!—¡maldito subconsciente!—Y se lo presionada que está para buscar marido porque yo estoy igual.

—Bueno, si tienes problema en eso. Yo puedo ayudarte.

—¿Ayudarme cómo?

—He estado en 17 ciudades en verano y lo que he aprendido es que el carisma puede enseñarse.

—Colin, no puedo tenerte susurrándome al oído en cada baile.

—No será necesario—dijo negando—Te daré clases. Y sé que lo dominarás rápidamente—no sé que decirle—Déjame ayudarte. Quiero que estés bien aquí y sé que eso ayudará. ¿Qué me dices?—dijo ofreciéndome la mano.

—¿Quieres que te estreche la mano?—pregunté sorprendida.

—Puede que sea inusual, pero, somos amigos—me bajé de la mesa y le estreché la mano. Ambos nos miramos.

—Amigos—me costó decir eso pero sonreí.

—Hablaremos de esto pronto—dijo y se fue. Yo me quedé sola pensado.

No creo que pueda salir mal, aprecio toda la ayuda que me está dando.

—Señorita Pennington, no esperaba encontrarla aquí—dijo una de las criadas—¿Ya ha leído la revista de Whistledown?

—Aún no.

—Tome, puede quedársela—la leía mientras salía de la cocina. 

Pen escribe muy bien. Aquí habla de Colin. Oh, Dios. ¿Qué es esto? Debieron de pelear ayer también. Espero que Colin no lea esto. Me encontré con Eloise.

—¿Has leído lo de Lady Whistledown?—pregunté.

—Sí—me dijo asustada—¿Dónde está Colin?

—Aquí estoy, he ido a arreglar las cosas con Penélope. Ya está todo solucionado—dijo feliz—Ya está aquí la revista de Whistledown, ¿dice algo interesante?—Eloise y yo nos miramos asustadas. Colin le quitó el papel a Eloise. Cuando lo leyó lo dejó en la mesa.

—¿Qué tal estás?—le preguntó Eloise.

—No me importa lo que ella escriba sobre mí, pero ha dicho cosas muy malas sobre mi familia otras veces. Eso... No se lo voy a perdonar—estaba muy enfadado—Descubriré quien es y me aseguraré de arruinar su vida.

Lady Bridgerton||Colin BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora