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Somos incapaces de recordar todo lo vivido, solo tenemos pantallazos de nuestra historia, como cuando uno resalta las frases de los libros que más le gusta. La mayoría de lo que recordamos tiene que ver con una emoción, son estas las que subrayan los momentos y los graban a fuego en nuestros recuerdos.

Algunas emociones son positivas, otras son negativas... Lo cierto es que aquello que se sintió fuerte, quedará guardado en el baúl de los recuerdos que cada uno de nosotros tenemos en nuestros corazones.

Yo ese día lo recuerdo muy bien, porque fue la última vez que la vi, la última vez que la abracé, la última vez que posó sus labios sobre mi frente y que pude sentir el aroma a flores de su perfume de siempre.

Era un día cualquiera, pero afuera estaba frío por lo que no tenía permiso de salir a jugar. Fingía ver la televisión, pero lo cierto era que la conversación de la tía Laura con mi mamá era mucho más importante. Habían desplegado un papel grande que parecía un mapa sobre la mesa del comedor y alrededor de ellas había muchas bolsas llenas de cosas.

—Esto es así: acá está la escuela y aquí el hogar. Ahora hay diez niños no mayores de once años, por lo que no tendremos inconvenientes —explicó la tía—, las clases iniciarán apenas acaben los últimos detalles, todos están emocionados. La inauguración será épica.

La miré cuando dijo eso porque me gustó la alegría que había en su voz, parecía que hablaba de algo que la hacía muy feliz.

—¿Rubén ya firmó todo? —preguntó mamá.

—Sí, todo está listo... Salimos cerca de las seis de la mañana, el pronóstico dice que habrá buen tiempo... No podremos llevar todo esto —añadió señalando las bolsas—, pero Marco se encargará de contratar una avioneta de carga para lo que no entre...

—Me parece bien... Yo ya seleccioné lo que es más importante para que lo llevemos nosotras.

Me puse en pie y caminé hasta la mesa, allí vi el papel grande y no era un mapa, más bien parecía un dibujo extraño lleno de cuadros y líneas. Al lado, había varias fotos de niños y niñas.

—¿A dónde van a ir? —pregunté con curiosidad.

—Ven aquí —me llamó mamá para que me sentara a su lado—. Estos son niños que han pasado cosas muy difíciles, algunos no tienen mamá ni papá y otros los tienen, pero están enfermos y no pueden atenderlos. Tu tía Laura y yo hemos estado ayudándolos, enviándoles cosas a lo largo de varios años, pero ahora hay una nueva maestra en el pueblo y con su ayuda hemos organizado esto... —dijo y señaló el mapa que no era mapa.

—¿Qué es?

—Un plano de cómo se ve ahora el local con las mejoras que gracias a la empresa de papá hemos podido hacer.

—¿La empresa de papá pagó todo eso? —quise saber y ella asintió—. ¿Por qué?

—Porque siempre hay que ayudar a los que tienen menos, ellos son niños y niñas como tú, pero no tienen ni la mitad de lo que tienes tú... ¿Acaso no te parece triste? Todos deberíamos tener las mismas posibilidades de cumplir nuestros sueños, ¿no lo crees?

—Sí —sonreí—. Es muy lindo lo que hacen entonces —añadí mirándolas a ambas.

—No somos solo nosotras, hay mucha más gente trabajando en esto y pronto seremos una fundación... Hay gente que juntó todos estos juguetes, útiles escolares y ropas para llevar a los peques... —añadió mi tía señalando las bolsas.

—¡Oh! —exclamé anonadado. Me parecía hermoso que la gente hiciera eso por aquellos niños.

Las dos siguieron hablando y yo me dediqué a observar las fotos, eran chicos de mi edad, más pequeños o más grandes. Algunos sonreían, otros estaban serios, parecían enojados. Me pregunté cómo sería la vida sin tus padres. Yo a mi papá no lo veía mucho porque siempre estaba trabajando, pero mi madre pasaba mucho tiempo conmigo, me ayudaba con las tareas, me llevaba a la escuela o a pasear y se preocupaba por mí.

Me embargó una tristeza muy grande, tanto que los ojos se me llenaron de lágrimas.

—¿Por qué lloras, Luca? —preguntó mi tía y mi mamá volteó a mirarme.

—Me puse a pensar en lo triste que sería la vida sin ti —dije mirándola, ella se agachó y me dio un abrazo.

—A ti no te faltará nunca nada, pequeño... y por eso mismo debes ser agradecido con la vida. Eso que sientes ahora es bonito, significa que tienes un corazón enorme capaz de ponerse en el lugar de los demás. Cuídalo siempre.

Mi madre me besó en la frente y me dio un abrazo que hizo que el dolor se esfumara. En ese instante tuve una gran idea...

—Voy a traer algo para que lleves a los niños —añadí.

—¿Sí? —preguntó mamá con una sonrisa dulce.

—Sí, ustedes sigan, ya vuelvo...

En ese momento no sabía lo afortunado que era... Esa fue la última noche que mi madre me arropó en mi cama, me dio un beso y las buenas noches.

*****

Les traigo esta nueva historia... Espero la disfruten.

 Espero la disfruten

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Ella, el mar y las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora