Mason
—Te va a dar un dolor de cabeza si miras más fuerte esa pantalla.
Miro hacia arriba desde mi computadora para ver a mi socio de negocios, Finn, relajándose en una de mis sillas, comiendo uvas, sin una puta preocupación en el mundo.
—No todos podemos tener una Helen para hacer todo por nosotros. Algunos de nosotros tenemos que averiguar esta mierda de programación por nuestra cuenta.
Volví a lo que estaba haciendo, frunciendo el ceño en la pantalla de mi computadora y tratando de dar sentido a lo que significan todos estos diferentes colores para la programación. Parece que un arco iris explotó en mi pantalla.
—Helen también está aquí para ayudarte, pero no es su culpa que despidas a tus asistentes más rápido de lo que dices Go Pack Go —Rueda los ojos como si él fuera quien tuviera que lidiar con este problema.
—Me gusta Green Bay. No veo el problema —le digo, ignorando la parte en la que tiene razón. Paso de mis asistentes a un ritmo bastante rápido.
Finn tuvo suerte con nuestra asistente de oficina, Helen. Ha estado con nosotros desde el principio y es perfecta en todo. Por desgracia, sólo una persona, y Finn y yo somos unos bastardos exigentes cuando se trata de nuestra empresa. Técnicamente, Helen es su asistente, y yo tengo la mía. Sólo que no he tenido una asistente constante en años. Normalmente, o bien duran unas semanas antes de renunciar, o las despido por comportamiento inadecuado.
No es que sea un puritano, pero el lugar de trabajo no es lugar para el romance. No importa lo que digan, es lo que quieren. Piensan que pueden atraparte con una mierda rápida que tal vez se convertirá en algo más. Cuando contrato a alguien, espero que hagan su trabajo y me dejen en paz hasta que las necesite de nuevo. Algunas de mis asistentes se colgaban alrededor de mi escritorio, buscando cada pequeña excusa para tocarme o acercarse. No es que no disfrute de la compañía de una mujer, simplemente no es una prioridad para mí. Ni siquiera puedo recordar la última vez que fui a una cita, así que no debe haber sido tan genial. El mayor problema con la contratación de una asistente es que pasamos tanto tiempo juntos, por lo que las emociones pueden confundirse.
Uno o dos de mis asistentes hombres trataron de iniciar algo físico conmigo, pensando que tal vez desde que rechazaba a las mujeres, prefería sus atenciones. Entonces los heteros querían ser mejores amigos, con la esperanza de hacerse cargo de mi empresa o conseguir parte de ella. No es que no me guste la competencia sana, pero no necesito que mi asistente administrativo busque lo que es mío. No me gustaba tener que mirar por encima del hombro, ni preocuparme por el tipo de información que podrían estar robando.
—Tienes que relajarte. Y he hecho algo para ocuparme de eso. —Miro hacia arriba desde mi pantalla para ver una come-mierda sonrisa en la cara de Finn. Sé que no es bueno. De los dos, siempre ha sido el más tranquilo. Por encima de cualquier cosa. He tenido que eliminar algunas de sus locas ideas antes. Dicho esto, nuestro ser tan diferente es lo que nos hace trabajar tan bien juntos.
—Ya te lo he dicho antes, no me gustan los masajes. No quiero extraños tocándome —digo, volviendo a la pantalla de mi computadora. Juro por Dios que quien hizo este programa de programación es el diablo.
Me encantaría relajarme. Odio ser el amigo imbécil que no tiene tiempo para hacer nada. Nuestra empresa es muy exitosa, y es porque Finn y yo hemos dedicado cada hora de vigilia a la misma. Comenzamos nuestra empresa cuando estábamos en la universidad y vimos una mejor manera de diseñar equipos deportivos. Los dos éramos bioquímicos, así que empezamos a trabajar con plásticos y fibras hasta que pudimos diseñar lo que queríamos. La Universidad de Michigan terminó comprando nuestros primeros prototipos, y después fuimos a la fabricación a tiempo completo. Hemos hecho un montón de dinero, y Forbes nos llamó el futuro del atletismo el año pasado. La gente tiene expectativas, y no sólo quiero conocerlas, sino aplastarlas. Me gusta ganar. Soy un fanático de los Packers, después de todo.
Finn ha estado persiguiéndome durante el último año para ralentizar y disfrutar algo de nuestro éxito, pero me temo que, si lo hacemos, alguien entrará y tomará nuestro lugar. No importa lo que el mercado o mi mejor amigo me digan, me preocupa que todo esto pudiera desaparecer en cualquier momento. Todo este trabajo duro podría haber desaparecido.
¿Y para qué? Unas horas de diversión.
Perdí a mis padres en un accidente de auto cuando tenía quince años. Sé muy bien lo rápido que pueden pasar las cosas a través de tus dedos, y no quiero perder nuestra ventaja en el mercado. Parece que cada vez que hay un vacío, alguien está buscando llenarlo, y no quiero estar en segundo lugar. Nuestra competencia regularmente viene con ideas que claramente han sido robados de nosotros, y continuamente tenemos que recordarles que no nos van a joder.
—No es un masaje —dice Finn y me tira una uva.
La atrapo con una mano y la meto en la boca sin levantar la vista.
—Imbécil —murmura no tan suavemente—. Puedo decirte lo que he hecho, o puedes agradecerme y dejarlo por hoy.
Esto me hace fulminarle y mirar fijamente. —¿Qué hiciste?
—Coloqué un anuncio para tu nuevo asistente. Me imaginé que tienes un palo hasta el culo y necesitas a alguien especial para sacarlo.
—Estupendo. Pero esta vez no estás haciendo las entrevistas—. Así terminé con media docena de tipos antes. Estoy empezando a creer que Finn lo hizo a propósito. Parece que voy a tener que hacer la esta vez la contratación yo.
—No hay problema. Estoy seguro de que puedes manejar esto por tu cuenta. Hice el salario bastante astronómico, así que debes conseguir muchos candidatos de calidad. —Menea sus cejas, y gruño.
—Creo que cuanto más alto sea el pago, más idiotas aparecerán —digo, recostándose en mi silla y cruzando los brazos.
—Nah. Esta vez, me aseguré de que las damas que vengan puedan satisfacer todas tus necesidades.
La forma en que dice eso me hace pensar que me está contratando una prostituta. Sacudo la cabeza, mi enojo cada vez mayor. Eso es todo lo que necesito, gente pensando que estamos contratando prostitutas. Los periódicos aprovecharían al máximo esa mierda.
—Finn. ¿Qué diablos hiciste?
Se levanta y sostiene sus manos frente a él. —Fácil, gran amigo. Sé que ha sido un largo, largo, largo, largo, largo tiempo desde que conseguiste un orgasmo. Simplemente estoy ofreciéndote una solución fácil: una profesional que puede hacer tu trabajo de asistente y luego... otro trabajo. El tipo que requiere rodilleras. —Sonríe.
—Tú... —Empiezo a decirle qué es una mierda, pero Helen llamó—. ¿Sí? —respondo, lanzando furtivas dagas a Finn.
—Señor Foster, aquí está la señorita Kennedy Myers para una entrevista.
Aprieto los dientes. No tengo tiempo para esta mierda hoy. Tengo una lista de artículos para resolver con este programa, y ni siquiera sé cómo usar la estúpida cosa.
—Envíala —digo lo más cortésmente posible, porque no es culpa de Helen que Finn me traiga una acompañante.
O como lo llames.
Sé que ha pasado un tiempo desde que he estado con una mujer, pero mi mano es mucho menos drama cuando no la llamo de vuelta.
—Buena suerte —dice, guiñándome un ojo y saliendo por la puerta antes de poder lanzarle un pisapapeles.
Tomo una respiración profunda y trato de calmarme. Si realmente es una prostituta, esta entrevista debería ser fácil. Voy a preguntarle si sabe cómo usar algunos de los programas de aquí y terminar.
Por una fracción de segundo, permito que mis pensamientos imaginen a tener mi polla envuelta en un coño caliente, húmedo. Me siento agitado entre las piernas, y luego rechazo la idea. Nadie me ha llamado la atención en años, y la idea es peor que terrible. No puedes trabajar con alguien a quien follas, incluso si pagas por ambos.
¿Cierto?
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Pagada - AR
RomanceSinopsis Mason Foster pasa por asistentes como algunas personas pasan por ropa. Está harto y cansado de tener que reemplazarlas, por lo que su mejor amigo y socio de negocios decide ayudarlo. Kennedy Myers está aquí por un trabajo y nada más. Pero c...