Mason
—¿Te importa decirme sobre qué se trataba? —El calor sube por mi cuello, y sé que no tengo derecho a estar celoso. Pero lo estoy. No puedo evitar que los celos corran por mi cuerpo. Este sentimiento es demasiado nuevo para mí, y no tengo ni idea de cómo manejarlo o tratar con él.
Brock no es alguien que debería ser una amenaza para mí. Tiene edad suficiente para ser su padre. Pero ella es la clase de mujer que parece tan inocente y dulce que cualquier hombre la querría, sin importar su edad. Me recuerdo que él y Helen tienen algo sucediendo y Kennedy es mía. Pero mi reclamo es frágil. Necesito cambiar eso. Rápido. Sé la manera de hacerlo. Embarazarla con mi hijo les mostrará a todos a quien pertenece, y tengo que hacer que eso suceda ahora. Ligarla conmigo en todos los sentidos posibles para que nunca pueda dejarme.
Retuerce sus dedos y mira el piso. —Fue agradable conmigo en el camino al trabajo, así que le di uno de los dos muffins que tomé de tu cocina. Espero haberlo hecho bien. —Se muerde un poco el labio inferior, y quiero chuparlo en mi boca. Morderlo.
Doy un paso hacia ella y espero que mire hacia mí. Si la toco ahora, no podré controlarme. Después de un momento, sus ojos brillantes se encuentran con los míos, y trato de suavizar mi rostro. No quiero asustarla. Necesito que se enamore de mí. Quiero que esté aquí porque lo quiera, no sólo porque es pagada para estarlo.
—Está bien, cariño. Sólo me siento muy protector contigo. —Quiero apartar un cabello perdido, con cuidado de no tocar su piel. Noto su diadema con el lazo. Tan jodidamente inocente. No sé cómo entró en esto, vendiendo su pequeño cuerpo a bastardos como yo. Ni siquiera tenemos derecho a mirarla.
Asiente y me da una pequeña sonrisa.
—Una magdalena no es suficiente. Voy a pedir algo y podrás comer.
Alejándome, tomo mi teléfono y hago una llamada. Después, Kennedy se sienta en el asiento frente a mi escritorio y repasamos mi calendario. Estoy tratando de hacer todo lo posible para dejar de pensar en tirarla al piso, hacerla gritar mi nombre para que todos en el maldito edificio sepan que es mía y poder controlar estos celos. Debo hacerlo, porque si no lo hago, sólo me voy a enojar con la gente si la oyen viniéndose para mí.
Le explico el sistema que estoy luchando por usar, y brilla. Es uno con los cuales está familiarizada. Suspiro de alivio cuando viene alrededor de mi escritorio y me muestra lo que estoy haciendo mal.
—¿Cuándo usaste este programa? —pregunto, deseando saber todo sobre ella, todos los detalles que la convierten en quien es.
—En realidad en un restaurante donde solía trabajar. —Se encoge de hombros como si no fuera un gran problema—. Siempre tenían una larga lista de espera, así que usamos esto para programar las mesas. A veces me usaban como azafata y aprendí muy rápido.
El orgullo crece en mi pecho. —Eres muy inteligente. Esto no es fácil de usar, y he pasado por una docena de asistentes que no pudieron conseguirlo.
Se ruboriza ante mi cumplido. —Lo hice bien en la escuela.
No le pregunto qué escuela, porque ambos sabemos que ella quiere decir secundaria. Si tiene remotamente cerca de veinte años, voy a vender mi empresa en eBay.
Me inclino más cerca, queriendo tener sus labios en los míos. Mientras lo hago, hay un golpe en la puerta. —Ese será tu desayuno —digo, besándola en la punta de la nariz.
No es exactamente lo que quería, pero es suficiente por ahora. Me levanto y ajusto mi polla, porque estar tan cerca de ella siempre es doloroso. Cuando estoy cerca, no puede dejar de querer enterrarme en uno de sus lugares cálidos y húmedos.
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Pagada - AR
RomansaSinopsis Mason Foster pasa por asistentes como algunas personas pasan por ropa. Está harto y cansado de tener que reemplazarlas, por lo que su mejor amigo y socio de negocios decide ayudarlo. Kennedy Myers está aquí por un trabajo y nada más. Pero c...