CAPÍTULO 12

415 15 0
                                    

Mason

Estrecho a Kennedy en mis brazos, y por un momento creo que va a intentar pelear conmigo. Puedo ver que está luchando contra las lágrimas. Algunas ya han dejado huellas en su suave piel de porcelana. Pero como siempre, se derrite en mí y la llevo de nuevo dentro, sosteniéndola tan fuerte como puedo.

No puedo jodidamente creer lo que Finn me dijo. Sentí como si mi mundo se hubiera caído de debajo de mis pies. Ni siquiera esperé saber más. Volé de mi oficina, y cuando vi la puerta de entrada entreabierta, más pánico se disparó a través de mí. Sabía que había sido una mierda gritándole que saliera de mi oficina.

Veo a Finn salir de nuestra casa y sacude la cabeza, aún sin creer que le había creído cuando me dijo que la ayudante que había conseguido se ocupaba de todas mis necesidades. Pateo la puerta cerrada detrás de nosotros, dejando a Brock de pie en el pasillo. No me importa nada sobre ellos, sin embargo.

Lo único que me importa es mi mujer y tratar de averiguar por qué está agitada. No puede ser sobre lo que Finn dijo. Mierda, probablemente pensó que era un idiota porque la maltraté día pensando que tenía todo el derecho.

Lo tengo, me corrijo. Aprieto mi mandíbula. Ella es malditamente mía. Pagada o no, no puedo dejarla ir.

Mierda, ¿cómo he estropeado todo esto? Me acerco al sofá y la siento en mi regazo. Se menea como si estuviera tratando de alejarse de mí, pero no hace mucho esfuerzo.

—Cariño —digo la palabra suavemente. Me mira, y una lágrima cae de su ojo. Se siente como si alguien me estuviera apretando el corazón con un puño.

—No me llames así. No soy tu cariño —responde. Tengo que luchar contra una sonrisa. Siempre supe que el fuego estaba allí. Es una luchadora. Podría derretirse cuando la tengo en mis manos, pero en todo lo demás en su vida, lucha. Conmigo, sin embargo, no la quiero luchando. Quiero darle todo lo que necesita. No tiene que pelear conmigo— Tendrás otra ayudante. ¿Será tu cariño, también?

Me oyó hablar con Finn. Me pregunto qué más escuchó. ¿Había escuchado que no tenía idea que no era una prostituta pagada? Creo que no. Su comportamiento en este momento me deja ver que piensa que contratar personas para follar es una ocurrencia cotidiana para mí.

—Bueno, no creo que a Jessie le guste que lo llame cariño, pero lo haré si eso te detendrá de llorar. —Intento burlarme un poco, desesperado por hacer desaparecer las lágrimas que todavía se forman en sus ojos.

Su boca se abre, y robo la oportunidad de besarla. Derramo todo lo que siento por ella en el beso, recordándole el día que tuvimos juntos. Toda esta situación podría haber sido jodida desde el principio por pensar que era algo que no era, pero la verdad es que sabía lo que era desde el momento en que entró en mi oficina. Mía. Lo sentí todo hasta los huesos, y los últimos días no han mostrado nada más que eso. Porque ya no estoy actuando como yo. Estoy actuando como un loco enamorado, haciendo todo lo que puedo por estar cerca de esta mujer, asegurándome que nunca pueda dejarme, no importa el precio a pagar para que eso suceda... como no aparecer en la recaudación de fondos esta noche. Podría costarme mucho, pero jodidamente no me importa. Quemaría mi propia compañía en este momento sólo para obtener una sonrisa suya.

Sus dedos cavan en mi cabello y me besa de vuelta. Presiono su cuerpo más profundo en el mío mientras se mueve a mi lado. Sé a dónde va esto, pero tengo que despejar el aire. No quiero más esta mierda entre nosotros.

Separo la boca y apoyo mi frente contra la suya, tratando de controlarme. Es algo que pierdo a su alrededor. No sé cómo lo hace, pero lo hace. Incluso cuando no está cerca, gobierna todos mis pensamientos. Me obsesiono con ella, preguntándome si ha comido, ha dormido lo suficiente, si está pensando en dejarme.

Pagada - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora