CAPÍTULO 11

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Kennedy

 —No puedo levantarme —gemí, rodando hacia mi lado de la cama. Mis piernas se enredan en las sábanas mientras veo a Mason salir del baño y entrar en el dormitorio. Tiene una toalla envuelta alrededor de su cintura y una sonrisa en su cara. Ha estado allí todo el día. Lo hace parecer más joven. Su cuerpo duro todavía está manchado con agua. Cada vez que lo veo, me recuerda lo grande que es. Se ve aún más grande sin su traje. O tal vez es porque ahora puedo ver todas las líneas duras de su cuerpo.

Su frialdad ha desaparecido, dejando sólo al Mason que no puede mantener sus manos fuera de mí. O tal vez soy yo quien no puedo mantener mis manos fuera de él. Me le he aferrado todo el día, asustada de que su frialdad pudiera volver. Puede encenderla y apagarla tan fácilmente. En algún momento de la noche anterior, debe habernos apartado de eso.

Me había llevado de vuelta aquí después de lo que pasó en la oficina, y pasamos el resto del día en la cama. Quiero pasar más de un día como este. Quiero estar aquí acostada para siempre en el placer que sólo él puede dar mi cuerpo. Todas las preocupaciones en mi vida se van cuando estoy en sus brazos, y no las quiero presionando de regreso. Me quiero pegar a él y nunca dejarlo ir.

—Pensé que podrías estar cansada, así que te dejé dormir —dice mientras baja la toalla y se pone un par de calzoncillos. Luego se acerca a la cama, hacia mí. Acostado junto a mí, me quita algunos cabellos del rostro. Me mira con ese mismo resplandor hambriento que siempre tiene cuando nos tocamos. Hay suavidad detrás de sus ojos, y tira mi corazón más cerca del suyo.

—Podría estar acostada para siempre —le digo. Se inclina, colocando un beso en mi hombro desnudo, su barba ligera me hace cosquillas.

—Tengo un evento esta noche que no puedo perder. Si quieres quedarte aquí, está bien. O puedes venir conmigo. —Arrastra sus dedos abajo de mi brazo, haciendo la piel de gallina estallar en mi piel. Un solo toque suyo y mi cuerpo se enciende instantáneamente.

—Hmm —gimo mientras comienza a dejar besos por mi brazo donde su dedo estuvo.

Mis ojos se cierran y mi cuerpo tiene un dolor delicioso. Mis muslos se han extendido durante todo el día para él, y puedo sentir los músculos usados recordándome su tratamiento. O bien me estaba tomando repetidamente o colocando su boca entre mis piernas. Pero, de cualquier manera, estaban abiertas.

Lo oigo murmurar algo acerca de que soy comestible, pero ni siquiera puedo abrir los ojos cuando lo siento moverse de la cama. Debo haberme desconectado por un momento, porque cuando me despierto, encuentro un plato de comida situado en la mesita de noche.

Extrañándolo, me levanto de la cama, llevando la sábana conmigo. Quiero recuperar su calor, y voy en busca de él. Realmente no quiero ir a un evento esta noche. Sé que deberé vestirme. Pero vale la pena estar a su lado. Es algo a lo que tendré que acostumbrarme. Esta es su vida, después de todo, y después de hoy quiero ser parte de ella. No sólo porque me paga para hacerlo, sino porque quiero. Me hace sentir diferente. Me hace sentir cosas que nunca antes había sentido. No sólo eso, sino que agitó algo profundo dentro de mí cuando me daba órdenes. Cuando se puso un poco agresivo, sentí que podía dejarme ir por una vez. Había pasado tanto tiempo desde que tenía el control, así que la pérdida fue tan erótica. Le dejé tomar el control sin pensar en nada más. Sólo él. Solo debía concentrarme en lo que le estaba haciendo a mi cuerpo y todo el placer que me estaba dando.

Sólo soy su asistente, me recuerdo. Pero no sentía que eso fuera todo. No con la forma en que me trató hoy. No con las cosas que me Página60había dicho mientras hacíamos el amor, susurrándome que le pertenecía y era suya; que siempre me cuidaría.

Pagada - ARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora