Capítulo 13

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Jung Wooyoung se encontraba en su lujosa residencia, donde se estaba llevando a cabo una elegante ceremonia para festejar el compromiso de su última hija omega, Jung Yuna, con una alfa que solía trabajar para él en la intendencia, Shin Ryujin.

La fiesta de compromiso se celebraba en una parte exclusiva de la residencia. Las paredes estaban adornadas con frescos de oro y plata, y el suelo de mármol brillaba bajo la luz de los candelabros de cristal.

A sus alrededores, estaba repleto de alfas de la élite política y social de Seúl, todos vestidos con sus mejores galas. Los hombres lucían trajes a medida de diseñadores de alta costura, mientras que las mujeres desfilaban con vestidos de noche que parecían salidos de las pasarelas de París.

Todos los alfas tenían a su omega al lado, extremadamente controlados, sumisos y obedientes.

Todos estaban a merced de sus alfas.

En el centro del salón, una orquesta interpretaba música clásica, mientras que los invitados se mezclaban y charlaban, disfrutando de los diferentes platos de comidas que había allí.

Mientras tanto, Jung Wooyoung, se erguía en el centro de la habitación, con su presencia dominando el espacio. Su traje negro a medida resaltaba su figura atlética, y su mirada fría y calculadora parecía evaluar a cada uno de los invitados.

A su lado, su hija omega, Jung Yuna, sonreía nerviosamente. Su vestido de noche de seda blanca resplandeciendo bajo la luz. Su prometida, Shin Ryujin, la rodeaba con su brazo de forma posesiva.

En eso, la alfa se acercó a Wooyoung, para hablar con él.

—Señor —habló, y él le miró atentamente—. Con todo respeto, quisiera preguntarle si... el momento que debamos pasar solas esta noche —continuó, aclarándose la garganta—, podría ser en nuestra casa.

Claro, el momento a solas.

El momento de la marca.

Las viejas tradiciones sostenían que, luego del compromiso, el alfa podría marcar a su omega.

Wooyoung soltó una risa ronca, aunque llena de diversión.

—Es tu omega, Ryujin —respondió el alfa con júbilo— ¡Puedes hacer lo que quieras con ella! Después hablaremos de nuestros asuntos.

La alfa asintió, haciendo una reverencia.

—Muchas gracias, Jefe —respondió, para después voltearse y seguir hablando con su prometida.

Wooyoung las observaba con una sonrisa, aunque le haya dado un pequeño dolor de cabeza, por lo que decidió llevar una mano hacia ella para masajearla, pero no quiso darle importancia.

También decidió ignorar el hecho de que su hija se viera un poco incómoda. Poco le importaba su felicidad, interesándose más en que este matrimonio consolidaba su posición en la escena económica de Seúl.

Luego de no haberse presentado en las elecciones en 1996, su cuerpo político se vio algo debilitado. Sin embargo, su influencia económica, debido a la herencia de su padre y a su notable pertenencia a la casta política de Corea, Wooyoung pudo mantenerse económicamente por medio de actividades ilícitas, como el lavado de dinero y el comercio ilícito.

Sus planes en la política habían cesado, pero eso no fue un problema, no cuando nació su primer hijo alfa y su más grande orgullo, Jung Sunghoon, quién una vez que tuviera edad para manejar los negocios, volvería a dejarlo en la cima.

Después de volver a marcar a Karina, la omega había sido internada en el mejor hospital de la ciudad para que su embarazo no se viera afectado por el rompimiento del lazo. Todo había salido bien aunque, después de ello, Karina ya no pudo tener más hijos.

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