Capítulo 5

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—¿Estás seguro de que no te escribió? —preguntó Jeongin desesperado, mientras Yeonjun se posó en su ventana luego de haberse visto a escondidas con Beomgyu antes de que su madre lo despertase para ir a la escuela.

—Que no, Innie —respondió el alfa—, aun no me ha contestado. Es más, ni siquiera estoy seguro de que haya leído el mensaje.

El omega se cruzó de brazos algo fastidiado, no había podido dormir en toda la noche pensando en aquella respuesta por parte de Felix ya que se habían arriesgado tanto para obtener alguna información suya.

—¿Estás seguro de que ese era el número? —susurró el alfa para que Hyunjin no los escuche.

—Claro que sí, estoy seguro —habló Jeongin luego de dar un suspiro cansado— Quizás, si lo intentamos de nuevo...

—O quizás sólo tienes que olvidarte, Innie —respondió Yeonjun rapidamente y se fue.

Quiso gritarle algunas groserías, pero su cuerpo se sobresaltó cuando escuchó que su madre abrió la puerta de su habitación, haciendo que este cerrara la ventana de golpe.

Jeongin trató de disimular, pero su madre lo miraba con el ceño fruncido.

—¿Con quién hablabas, Innie? —preguntó, mientras sentía como su hijo trataba de disimular el temblequeo de su cuerpo.

—Con... con nadie, mamá —balbuceó Jeongin y se forzó a regalarle una sonrisa— Tú... ¿Qué haces despierto tan temprano?

En eso, Hyunjin soltó un suspiro mientras iba caminando hacia él, con los hombros caídos y su mirada algo cansada, para luego sentarse a los pies de su cama.

—Pues... no pude dormirme desde que llegué del trabajo —respondió en un tono suave—, así que decidí hacerte un desayuno.

Jeongin le escuchó atentamente mientras fruncía el ceño, percatándose del olor a café que provenía de la cocina.

—¿De verdad lo hiciste? —preguntó sin poder evitar que una sonrisa se formara en su rostro— Vaya, hace mucho que...

—¿Que no te hago el desayuno? —contestó Hyunjin—. Sí, puede ser. Pero es que hoy necesitas estar muy despierto —continuó mientras le revolvía el cabello.

—¿Para hoy? —volvió a preguntar Jeongin, y su madre asintió con la cabeza.

—Sí, mi amor —respondió poniéndose de pie—. Anda, vístete y lava tus dientes, pronto debes irte —terminó, para luego caminar hacia la puerta saliendo de la habitación del pequeño omega.

Jeongin no sabía a qué se debía el extraño comportamiento de su madre. Después de la pelea que habían tenido, él no desayunaba allí, sino que esperaba para hacerlo en la escuela. Tampoco su madre le hablaba más de lo debido ya que no quería obligarle tanto.

Se lavó los dientes y se puso la ropa más presentable que tenía ya que la escuela del DK.O no requería uniformes, y se dirigió a la cocina para tomar aquel delicioso desayuno. Hyunjin, ademas del café, le había preparado algo de pan tostado con mantequilla.

El ambiente estaba lleno de feromonas tranquilizantes, de aquellas que su madre emitía cuando se aseguraba que todo iba a salir bien. Por ello, Jeongin pudo disfrutar de la mañana como no lo había hecho por esas semanas.

—¿Irás a entrenar hoy? —preguntó Hyunjin, mientras llevaba una taza de la infusión a su boca.

—Sí, como todos los días —respondió Jeongin comiendo desesperadamente. Hacía mucho que su madre no le hacía panes tostados, y a él le gustaban mucho.

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