Capítulo 17

216 40 49
                                    

ADVERTENCIA: mención de tortura y temas delicados.

••

Jung Wooyoung apretó los dientes al sentir el punzante dolor que se extendía por su cabeza.

A pesar de la incomodidad, su porte seguía siendo impecable. Cada movimiento destilaba una elegancia innata que desmentía su estado. Su mente luchaba contra la creciente desesperación.

El doctor Min, con una expresión de seriedad, se giró para mirar los estudios que se había hecho hace unos días, con una expresión de piedra. Su mirada se posó en Eunwoo, su nuevo guardaespaldas de confianza. Era la primera vez que lo acompañaba a una cita médica, y el ceño fruncido de Eunwoo delataba su inquietud.

—Los estudios nos dicen que su tumor no es operable, señor... —comenzó el doctor, su voz grave resonando en la habitación.

—Jefe —interrumpió Wooyoung, la firmeza en su tono inquebrantable—. Soy El Jefe, doctor. ¿Y por qué dice eso?

El médico, aún revisando los resultados, continuó con la mirada baja, como si la gravedad de sus palabras pudiera cambiar al evitar el contacto visual.

—Usted no se ha tratado a tiempo —respondió Min, rascando su nuca—. El tumor está en el cerebro. Y pronto...

Las palabras se deslizaban lentamente, y Wooyoung escuchaba en silencio, cada sílaba golpeando su corazón con el peso de la realidad. A su lado, Cha Eunwoo lo miraba con una mezcla de pena y preocupación. Esa mirada lo irritaba; la compasión nunca había sido bien recibida por él.

Sin previo aviso, Wooyoung se levantó de la silla, sin perder su postura erguida y dominante. Hizo una reverencia a la figura del doctor Min, un gesto que no era más que un recordatorio de su estatus, incluso en momentos de vulnerabilidad.

—Necesito que esto sea un secreto —agregó él, colocándose las gafas de sol—. No quiero que nadie lo sepa.

El doctor Min asintió con la cabeza.

—No se preocupe, Jefe —respondió, notando la determinación en la voz de Wooyoung—. Mi silencio no pesará.

El alfa puro sonrió de lado, volteandose hacia la puerta. Al salir, el ambiente se volvió denso, Eunwoo lo acompañó hasta su auto, y el silencio pesaba entre ellos.

El aroma de Wooyoung se intensificaba, una mezcla de seguridad y peligro que lo rodeaba. El doctor Min le había dicho que le quedaba muy poco tiempo de vida.

Una vez dentro del vehículo, Wooyoung giró la vista hacia la ventanilla, con sus gafas de sol ocultando sus ojos, sin embargo, no podían esconder la tormenta que se gestaba en su interior.

Eunwoo se aclaró la garganta para poder espetar palabra, mientras el chofer solo lo miraba por la ventanilla.

—Jefe...

—Yo me voy a recuperar —interrumpió el alfa puro, luchando por mantener su voz firme—. Yo voy a estar bien. Voy a ir con otro doctor, y ese sí podrá operarme —pausó un momento, sin quitar la vista de la ventanilla—. No pienso dejar solo a mi hijo.

Eunwoo ladeó la cabeza.

—Sus hijos, Jefe —corrigió él. Y Wooyoung lo fulminó con la mirada, aunque no se notara por las gafas.

Sus hijos. Refiriéndose tanto a Sunghoon como a los demás omegas.

En todos estos años, Eunwoo logró ganarse la confianza de Jung Wooyoung, por ello creía que podía hacerle ciertos comentarios.

—Mi hijo —replicó Wooyoung, su voz endureciéndose—. Mi hijo alfa, Sunghoon. Me duele pensar en dejarlo. Pero no lo haré, porque me voy a poner bien.

LIVE FOREVER | lixjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora