ELEVEN

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Dafne

Me desperté temprano, pero no por elección. Había pasado la noche dando vueltas en la cama, tratando de procesar lo que había oído. El día anterior había sido increíble, me había divertido mucho con Pedri y sus amigos, y por un momento, me permití pensar que quizás podría haber algo más entre nosotros. Pero lo que escuché antes de irme me hizo volver a la realidad de golpe.

Mientras me despedía de los chicos y salía de la casa de Pedri, había oído claramente su voz detrás de mí, diciendo que jamás tendría una relación con alguien como yo. Me dolió más de lo que quería admitir. Intenté mantener la compostura mientras salía, pero por dentro me sentía devastada.

Ahora, sentada en mi cama, me preguntaba cómo podría haber sido tan ingenua. Había visto la forma en que me miraba, había sentido la conexión entre nosotros, pero al parecer, todo era una ilusión. Pedri solo me veía como una amiga, o peor aún, alguien con quien nunca podría estar.

Decidí que no podía quedarme en la cama todo el día sintiéndome miserable. Tenía trabajo que hacer y responsabilidades que cumplir. Me levanté y me preparé para el día, tratando de poner mi mejor cara a pesar de cómo me sentía por dentro.

El día estaba lleno de reuniones y llamadas importantes. Mi equipo estaba trabajando arduamente en la nueva colección y había muchos detalles que necesitaban mi atención. Traté de concentrarme en el trabajo, pero mis pensamientos seguían volviendo a Pedri y a lo que había dicho.

Durante una pausa para el café, mi asistente y amiga, Clara, se dio cuenta de que algo no estaba bien.

—Dafne, ¿estás bien? Pareces un poco apagada hoy —dijo Clara, con una expresión de preocupación.

—Sí, estoy bien. Solo un poco cansada, supongo —mentí, tratando de sonar convincente.

—Bueno, si necesitas hablar, ya sabes que estoy aquí —respondió Clara, dándome una palmadita en el hombro.

—Gracias, Clara. Lo sé. Te lo agradezco mucho —dije, sonriendo un poco.

Las horas pasaron lentamente y finalmente llegó la hora de almorzar. Decidí salir a caminar un poco para despejar mi mente. La brisa fresca de Barcelona me ayudó a calmarme un poco, pero mis pensamientos seguían siendo un torbellino de emociones.

De repente, mi teléfono vibró con un mensaje. Era de Pedri.

Pedri: Hola. ¿Cómo estás? ¿Te gustaría quedar para tomar algo esta tarde?

Miré el mensaje, sintiendo una mezcla de emociones. Parte de mí quería verlo y hablar con él, pero otra parte no quería enfrentarlo después de lo que había oído. Decidí responder con honestidad.

Dafne: Hola. Hoy tengo un día bastante ocupado. Tal vez en otra ocasión.

Envié el mensaje y guardé el teléfono, tratando de concentrarme en el aquí y ahora. Sabía que necesitaba tiempo para procesar todo lo que sentía y decidir qué hacer a continuación. Por ahora, lo mejor era enfocarme en mi trabajo y mantener cierta distancia hasta que pudiera aclarar mis pensamientos.





























Han pasado nueve días desde aquella noche en casa de Pedri, y aunque he intentado concentrarme en mi trabajo y en mis responsabilidades, sus palabras siguen rebotando en mi cabeza. "Jamás tendría una relación con alguien como Dafne". Cada vez que pienso en ello, siento un nudo en el estómago.

Durante estos días, he evitado a Pedri lo mejor que he podido, poniéndole excusas cada vez que me proponía vernos. Le dije que estaba ocupada con la nueva colección, que tenía reuniones importantes y que no podía salir. Todo era cierto, pero también sabía que no quería enfrentarlo después de lo que había oído.

Basorexia [Pedri Gonzalez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora