Capítulo 18. La Pasión de Crystal.

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Así ambos entraron a la casa, y tras llegar a la habitación de Crystal, Tomás le quitó suavemente las gafas y comenzó a desprender de Crystal cada prenda de su cuerpo, quien dejó que aquellas prendas se deslizaran por su piel hasta caer a sus pies y comenzó a hacer lo mismo observando el cuerpo desnudo de su amado y dejando al descubierto el suyo. Eso le dio un poco de vergüenza, en un principio, pero dicha sensación desapareció cuando él comenzó a acariciar su pelo con dulzura y luego, sin decir palabras, la recargó suavemente contra la pared. Ambos se miraron fijamente, sus ojos brillaban con deseo mientras se acercaban lentamente el uno al otro. Sus labios se encontraron en un beso apasionado que encendió una chispa ardiente entre ellos.

Tomás inundó de besos su cuello, su oreja y siguió con su recorrido hasta llegar a sus pechos, donde Tomás pasó su lengua una y otra vez.

A la vez, Crystal le comenzaba a excitar aquella sensación en sus pezones, sentía como estos se endurecían con cada pequeño roce y caricia hecha por la lengua de su amado, provocándole un leve cosquilleo entre las piernas.

-Te amo... -jadeaba con su corazón latiendo desbocado de amor mientras las caricias comenzaban a intensificarse, volviéndose más atrevidas.

Las manos de Tomás seguían explorando el cuerpo de Crystal con una urgencia contenida, sus manos grandes le agarraron el trasero, masajeándolo suavemente mientras ella respondía con la misma intensidad, dejando escapar suaves gemidos de placer.

Antes de que se diera cuenta, las manos de Tomás friccionaron seductoramente su vulva y el clítoris, y comenzó a introducir sus dedos, provocándole a Crystal un placer máximo de vitalidad en su cuerpo.

Un gemido lleno de placer y satisfacción escapaba de los labios de Crystal ante aquellas caricias, sumergiéndose aún más en un mar de pasión y afecto. Sus dedos se aferraron con fuerza a los brazos de su amado, buscando un punto de apoyo mientras su cuerpo se arqueaba ante el placer que esto le traía. Sus ojos se llenaron de deseo y afecto mientras buscaban los de su amado reflejando el deseo y el amor que sentía mientras disfrutaba de aquello.

Dispuesto a avanzar con el siguiente paso, Tomás la tomó entre sus brazos llevándola suavemente en dirección hacia la cama donde ambos quedaron recostados el uno sobre el otro mientras se seguían besando con una intensa pasión pero pronto, separando ligeramente sus labios y con la respiración pesada mientras disfrutaba de aquel momento, Crystal se separó un instante para mirarlo a los ojos, con adoración y deseo. Aferrándose a él con ambas manos y con su aliento saliendo en jadeos superficiales de pasión, exclamó...

-Ámame... házme tuya para siempre...

Una sonrisa llena de deseo y afecto se dibujó en sus labios tras aquel pedido. Crystal se acercó aún más a él, presionando su cuerpo contra el de su amado, ansiosa por sentir su piel contra la suya nuevamente, mientras sus brazos lo rodeaban con fuerza. Sin perder ni un momento, acercó sus labios a los de él y los encontró en un beso apasionado, lleno de amor y devoción. Ligeramente se incorporó encima de su amado, sintiéndose encima del mundo estando sobre él. Sus caderas comenzaron a moverse suavemente contra las de él, entregándose en cuerpo y alma a su amado, sintiendo que flotaba en una nube de éxtasis, a medida que sus labios encontraron un camino hacia su cuello, dejando una serie de besos y caricias mientras él iba aumentando la velocidad y la presión de sus movimientos contra ella.

Crystal experimentaba toda una ola de excitación al sentir aquellas manos acariciando su cuerpo, su respiración se volvía cada vez más pesada e intensa y su cuerpo temblaba ante la sensación de cada toque. Su corazón acelerado por los sentimientos que estaba experimentando. Cada caricia y beso de su amado la hacia retorcerse incontrolablemente haciendo que soltara gemidos de placer al sentir el cuerpo de su amado presionando contra el suyo, provocando que su cuerpo temblará de éxtasis mientras inclinaba la cabeza hacia atrás por el intenso placer que la hacía sentir, entre jadeos y con la voz entrecortada, exclamaba...

-Sigue así, papi...

Sus mejillas totalmente enrojecidas por la emoción y su cuerpo se calentándose más a medida que su aliento se volvía superficial y sus gemidos se hacían cada vez más y más fuertes, jurando, entre gemidos de placer, amarlo eternamente.

En ese momento, el tiempo pareció detenerse mientras se perdían en el éxtasis del momento, sus cuerpos fusionándose en un acto de amor desenfrenado. Cada susurro, cada suspiro, era un eco de su conexión profunda y visceral. Hasta que, finalmente, exhaustos pero felices, se encontraron enredados en los brazos del otro, su respiración entrecortada y el latido de sus corazones aún resonando en la habitación. En ese momento, se sintieron más unidos que nunca, sabiendo que habían compartido algo verdaderamente especial y único.

Ambos seguían recostados sobre la cama exhaustos pero felices, sus miradas se cruzaron como un símbolo de complicidad por lo que habían hecho

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Ambos seguían recostados sobre la cama exhaustos pero felices, sus miradas se cruzaron como un símbolo de complicidad por lo que habían hecho. Pero, cuando cayeron en cuenta de lo que había pasado, Crystal exclamó con preocupación...

-¡Oh no! ¿Qué acabamos de hacer? Si mis padres se enteran me matan, además no usamos protección, ¡¿Y si quedo embarazada?!

Sin embargo, con un tono sereno y tranquilo, Tomás le respondió...

-Tranquila, mi amor, no sé enterarán y sobre lo otro, estás en tu periodo, hay menos probabilidades -dijo con una voz suave mientras le depositaba un tierno beso en los labios para luego mirarla con una ternura infinita.

Crystal lo observó, perdiéndose en sus ojos. Aún le costaba creer lo que había sucedido entre ellos. Recordó el primer momento en que lo vio, preguntándose cómo había pasado de ser su amigo y compañero a ser el hombre con el que ahora compartía su corazón y su cuerpo. Admiró su figura sin camisa, sus ojos llenos de cariño, y la forma en que la miraba, así que, sonriendo, mientras le confesó:

-Sabes, desde aquel momento en que te ví supe que eras perfecto para mí. Tú eres lo que siempre soñé. Todavía recuerdo la primera vez que te ví, te veías tan guapo y yo estaba tan nerviosa.

Tomás sonrió, divertido y encantado por las palabras de Crystal, respondiendo...

-Ni siquiera se te notaba, amor, o quizá no me dí cuenta por lo distraído que estaba con tu belleza.

-¿De verdad creíste que me veía linda? -dijo Crystal, con una mezcla de sorpresa y ternura en su voz-. Ese día no iba tan arreglada.

Después de un suspiro suave, le preguntó con una mirada llena de amor:

-Dime, ¿qué pensaste la primera vez que me viste?

Tomás, mirándola con afecto y sinceridad en sus ojos, le respondería...

-La verdad, la primera vez no le dí mucha importancia pero fue días después, tras conocerte más, con cada momento que compartimos juntos, que me dí cuenta de lo linda, de lo perfecta que eres, y me fui enamorando de ti, me dí cuenta que eras mi alma gemela, mi media naranja.

Crystal, ruborizada y con una sonrisa traviesa, respondió:

-Y tú eres mi media tortilla. Eso va más con nuestra cultura. -agregó mientras reía suavemente.

Tomás rió con ternura y acariciando con delicadeza la mejilla sonrojada de Crystal, respondió...

-Me encantan cada una de tus ocurrencias. Eres más que perfecta, amor. Te adoraría por toda la eternidad. Si estoy a tu lado no necesito nada más; tú eres mi cielo, mi mundo, mi todo.

Luego, se acercó lentamente a ella y selló sus palabras con un beso en sus labios, un beso lleno de amor y devoción, haciendo que ambos sonrieran por el profundo y puro amor que los envolvía...

Siento el mismo por ti <3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora