🌱 El Camino de las 100 Cartas || Español || [ DORIAN ]

20 ✰ APERTURA DE LA PUERTA SAGRADA 🌱

El calor entre los brazos de la ninfa era tan placentero para el chico de hebras oscuras.

— Quiero que sepas Matthew que sea lo que sientas, no es cierto, eres un chico con muy lindos sentimientos y bastante fuerza, no dejes que nada ni nadie te intimide. — Los ojos marrones hacen el contacto que Matthew necesitaba para sentir emociones interiores.

Bland no sabía cómo reaccionar, había sido hipnotizado por la ninfa sagrada, su mirada era algo tan detallado en emociones que podía sentir cada parte de su cuerpo arder.

— Perdón por interrumpirte, pero necesitaba decirte que cuentas con mi apoyo, ahora sí, cuéntanos qué sucede contigo. — La mágica vívora fue derrotada por quien la creó con ese comentario.

Matthew había despertado de ese trance y ya tenía que aclarar las cosas como eran.

— Soy Matthew Bland, y apenas soy el Quinto elegido, estoy rodeado de dioses y guerreros super fuertes, es obvio que tarde o temprano me sentiría débil. — Matthew ahora tiene la cabeza gacha.

Matthew no veía su lado positivo, simplemente en su mente quería impresionar a la de rojizas hebras, pero comparándose con los demás ni siquiera destacaba.

— Matthew, ¿sabes por qué te elegí como quinto guardián, específicamente? — El misterioso elfo de alargadas hebras rubias comenta mirando con sabiduría a Bland.

Ninguno de los allí presentes sabía que el orden de su papel de aparición estaba planificado desde antes para saber quién tenía que cuidar a la ninfa en su etapa final.

— Sí, Matthew, tu deber no es cuidar a Andrea con tu fuerza, sino con tus sentimientos, porque sabes que la quieres y ella siente cosas por ti igualmente, y ese amor que se tienen es el que te hará luchar con todas por su salvación. — La voz misteriosa una vez más da en el clavo.

Matthew y Andrea, a pesar de estar uno al lado del otro, solo sintieron vergüenza por lo dicho anteriormente, pero ni siquiera arriesgaron sus palabras.

Andrea miró tímidamente a Matthew, el cual ya tenía contacto visual creado.

— ¿Entre nosotros por qué nunca pasó nada? — El hielo es roto por el chico, el cual hace que Andrea se sonroje y avergüence aún más.

— Por el simple hecho de que pues, no me iba a declarar y hacer el ridículo, ¿verdad? — Andrea ahora se concentra en un punto fijo.

— Andrea, me gustabas muchísimo ¿sabes? No entiendo. — Matthew intenta acercarse a la ninfa sagrada.

— Lo importante es que tenemos que asimilar que nosotros solo somos buenos amigos y que mi corazón está ocupado. — Andrea deja clara las cosas destruyendo una vez más al contrario.

Matthew tenía mil insultos para la vida en estos momentos, lo difícil es que al final quien acabó haciendo el ridículo fue él, y todos se percatarían de eso.

— Entonces, quedé en ridículo como tu temor de hace unos años. — Andrea no se había percatado de lo hecho por ella, pero tampoco intentó cambiar sus palabras.

Andrea, al contrario, se alejó del bello chico con cabellos revueltos.

Matthew movía avergonzado su cabeza de un lado hacia otro.

— Perdón por meterme en la conversación, pero por eso nunca logras conseguir nada, Andrea. — Karl interviene en la conversación.

— Usted cállase que ni siquiera pudo asimilar que sea mi hermano. — Andrea reclama enojada.

— Quizás por la bella manera que tienes de tratar a todo el mundo. — Karl reclama su lugar como hermano mayor levantando la voz.

Ambos rojizos estaban enfrentándose en este momento con las miradas.

El ambiente estaba tenso, tanto Melhnar como el misterioso elfo estaban expectantes al suceso.

— Tu hermano hace bien en no aceptarte. — Matthew otorga la reacción a favor de Karl.

Andrea comprendió su comportamiento, después de todo, lo que ella no quería que pasara fue lo que ella terminó haciendo.

— Pueden pensar lo que sea. — Andrea rebate de tono cortante.

El misterioso elfo comenzó a sonreír fuertemente.

— Son realmente un buen grupo de guardianes. — Comenta el misterioso aún riéndose de manera creyente.

Por fin el elfo de misterioso cabello abriría una puerta más para el conocimiento.

El resplandor que prohibía la vista se disipó, dando a ver una puerta inmensa.

Una puerta que poseía un camino hacia un mundo alternativo, nuevo y misterioso.

Los guardianes y la elegida no deseaban entrar por esa puerta todavía.

Ellos estaban seguros de la guerra que existiría al atravesarla, lo que no tenían en cuenta es que tendrían que buscar fuertes armas para poder enfrentar a lo que se venga.

— Para suerte de ustedes, chicos, cada uno de ustedes tiene un arma sagrada que fue heredada de sus antecesores. — La misteriosa voz formula su respuesta.

En efecto, los elfos son criaturas que ya tenían un pasado, y ahora deberían descubrir el altercado que había ocasionado que los elfos no existieran en este mundo.

Los ancestros dejaron armas sagradas con la idea de que sus posteriores, con un bien en común, la utilizaran para perpetuar su especie.

— Entonces, Andrea Phen, elegida por Egle, debes decidir si deseas atravesar la puerta; una vez que lo hagas, tus guardianes deberán seguirte. — Comenta la misteriosa voz.

Andrea buscaba una respuesta en las miradas de sus guardianes, pero todos lentamente iban asintiendo con la cabeza, era momento de ir al otro mundo.

— Solo deseo preguntar a qué nos enfrentaremos realmente ahí dentro. — Andrea confusa señala con su mirada al misterioso elfo.

— Oh, querida, podrás encontrar desde Cuélebres hasta Cerberos, pero su jefe final fue el encargado de sellar a nuestra raza, Quimera, la poderosa criatura mitológica. — Los guardianes comenzaron a tener miedo desde que fue mencionada esta.

Los guardianes miraban esta vez con miedo a la elegida.

— ¿Qué pasará con nuestras armas? — Andrea revate.

— Seguiréis recibiendo cartas. — La misteriosa voz, con una sonrisa de lado, saca su pluma y la muestra.

Andrea se encuentra indecisa de si cruzar o no...

Le parecería egoísta de su parte no tener corazón por el miedo que los guardianes parecían tener en sus rostros.

Pero ella había llegado aquí por una misión, y los guardianes eran conscientes de esto.

Entonces no le quedó más remedio que comenzar a caminar hacia aquella enorme puerta, y sus guardianes se miraban entre sí con la decepción tomada de que debían seguirla.

Mientras sus pasos los hacían avanzar, estaban listos para volver a la vida o morir...