- Bienvenidos al mundo verde.
Andrea es una joven elegida por una misteriosa fuerza para revivir el mundo de los elfos.
En una tierra lejana, un poderoso elfo de gran belleza, escribió 100 cartas que contienen pistas sobre la ubicación del Monte Pí...
Los guardianes y la elegida emprendieron su camino a través de la puerta misteriosa, las sensaciones eran variadas, cada uno de ellos sintió cosas diferentes en su interior, ejemplo de esto es que Andrea sentía como su diosa interior estaba sufriendo.
Egle parecía dolerle esa transferencia de alma desde un mundo hasta otro, incluso André pensó que no podría sostener ese poder.
Pero esa agonía terminaría pronto, ya que minutos después de estar del otro lado de la puerta, la magia de Egle se había calmado.
Andrea miró con atención a sus guardianes los cuales se mantenían intactos sin daños ni dolores, cosa que le parecía curiosa debido a que ella presentó dolores, y su dios interno presentó más sufrimiento, un sufrimiento el cual ella no estaba acostumbrada a ver.
Una carta dio inicio a dicha aventura, plantándose delante de los 4 participantes de este juego, Andrea Phen, Matthew Bland, Artur Left, Melhnare Mar y Karl Messer.
[ 48: Queridos Guardianes y Elegida, Imagino que están dentro de la puerta, el momento de traer a la vida a los elfos sagrados ha llegado, ustedes, guardianes y elegida, confío en ustedes. ]
Andrea y los chicos se miran fijamente y confusos sin saber lo que deben hacer.
Parecía existir una carta por debajo de la leída por todos.
[ 49: Queridos Guardianes y Elegida, Su hogar de residencia está justo detrás de ustedes, la puerta que comunicaba con nuestro mundo ha sido sellada por lo cual la puerta que está justo detrás de ustedes, es la de su mansión. ]
Andrea y Matthew son los primeros en girarse para ver la enorme casa.
— Esto es realmente enorme, ¿no creen? — Bland es el primero en romper el hielo y hablar.
— Realmente creo eso, aunque no creen que es sospechoso lo de la puerta. — Arthur rebate.
— Chicos nos trancaron dentro de este lugar, no tenemos salida. — El de cabellos rojizos canta la preocupación en todos a la vez.
— ¿Estás diciendo que si no solucionamos el regreso de los elfos estaremos aquí de por vida? — Andrea intenta integrarse de manera preocupada.
— Sí, exactamente eso quise decir.
Melhnare es la única de las guardianes que no se encuentra ni preocupada ni asustada.
— Solo puedo decirles que nosotros sabíamos lo que nos esperaba aquí dentro, era morir o revivir. — Melhnare con un cruce de brazos se decide.
— ¿Y si intentamos cruzar la puerta a ver qué nos depara el lado de allá? — Matthew propone algo coherente.
Los guardianes séptimo y octavo comienzan el camino hacia la gran puerta ahora cambiando su dirección de realidades.
Mientras la Elegida no podía dejar de mirar a Matthew, ya que realmente a ella le interesó la manera en la que actuó al verlo llorar por sentirse débil.
Y Arthur simplemente tenía algo que le decía que entrar en la puerta sería una mala idea.
Sin embargo, al no estar seguro el sexto de lo que podrían ser esas malas señales, no pudo decir nada al respecto y tocó cruzar la misteriosa puerta como todos.
La casa estaba llena de lujos realmente, candelabros, luces lujosas, piso liso, entre otras cosas de personas ricas.
— Nunca había estado en un lugar así. — Murmuró para sí mismo el dios Messer.
Las condiciones de vida allí eran lo mejor, pero hasta nuevo aviso de una carta tendría que convivir, dado a que antes de cualquier acción necesitarían sus armas sagradas.
Las cuales aún no habían sido notificadas.
La convivencia se tornaba difícil en el momento en el que Karl tenía que comunicarle sobre la comida a Andrea.
— Estoy cansado de decir que eviten mi comunicación con Andrea. — Comenta el de cabellos rojizos frente a Matthew.
Ambos se encontraban frente a la puerta de la habitación elegida por Andrea para su disfrute personal.
— Es tu hermana Karl, debes aprender al respecto. — Matthew comenta mientras intenta que Karl diga lo acontecido, como si de un castigo se tratara.
— Andrea, está la comida servida, irás a comer. — Dice Karl sin ánimos.
— ¡Estoy mal!, ¡No quiero cenar!, ¡Me diste la espalda como hermano!, ¿Crees que lo olvidé? — Andrea contesta desde adentro.
— Bueno, no cenes. — Karl se dio vuelta y antes de irse Matthew lo agarra.
— La idea era que bajara a cenar, no que te fueras y la dejaras morir de hambre. — Matthew jala a su "futuro cuñado".
— Ya sé todo eso, venga, vamos a cenar. — Comenta una vez más Karl.
— Creo que no iré por la manera tan egoísta que tienes de pensar. — Andrea sigue resistiéndose desde el interior.
— ¡Ah, qué mujer tan complicada, joder! — Comenta ya molesto el de hebras rojas.
— Gentil, sé gentil. — Ofrece ayuda el de oscuros cabellos.
— Okay, entonces, ¿bajarás a cenar? — Dice en tono amable el octavo.
— No.
Ya Karl había topado su límite final, y con un quejido se gira sobre sus talones sin ser detenido esta vez.
En el momento en el que Karl dio la vuelta y se retiró por las escaleras hacia el primer piso, el picaporte de la puerta de la habitación de Andrea giró.
— Terminaste tu drama. — Comenta Bland al ver a la ninfa, incluso vestida para ir a la cena.
— ¡Por supuesto!, si seguimos así pronto volverá a ser mi hermano, tengo fe. — Andrea mira de manera encantadora y agradecida al de oscuros cabellos.
Matthew no quitaba su ojo de encima de Andrea, la cual poseía un vestido rojo lujurioso, que le combinaba muy bien con sus labios rosas y pelo rojizo. Matthew seguía enamorado de ella y lo tenía comprobado.
— ¿Qué tanto miras?, me siento algo incómoda y creo que esto es muy feo, ¿verdad? — Andrea comienza a acomplejarse sola.
— No, por Dios, es realmente hermoso, y te queda muy lindo Andrea. — Matthew enfoca la mirada en Andrea.
Su tensión amorosa podría ser cortada con cuchillas, pero tristemente no duró mucho, puesto a que debían ir a cenar, y a Melhnare, la cocinera de hoy, no le gustaban las llegadas tarde.
Así que rompieron esa bella atmósfera para dirigirse al primer piso a comer su cena tan esperada.
Mientras avanzaban, la relación entre Matthew y Andrea iba fortaleciéndose, ya que en cada momento uno y el otro siempre estaban juntos, y aunque el corazón de Andrea aún tenga a Noah en su mente, creo que es punto de dejarlo atrás...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.