Capitulo 7

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Capítulo 7

Ruego, por mí y por nuestra salvación

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Despierta.

Despierta

Despierta

Es lo único que repite mi mente con urgencia mientras estoy en lo que puedo creer es un sueño, un sueño lucido donde solamente puedo sentir una felicidad completa, el amor y el deseo en un solo lazo, a mi lado, en mi mente.

Despierta Lysandra.

El agua sale de mi boca cuando comienzo a observar a mí alrededor. Los árboles vivos me recuerdan dónde estoy; el bosque de las sombras. Fue un sueño repito, no los golpes en mis brazos y la sangre saliendo de lugares irreconocibles me dicen lo contrario.

Intento levantarme, pero el vómito sale de mi cuerpo con fuerza, expulsando todo lo que había consumido hace horas, días, meses, no se sabe. Con pequeños hilos rojos Un sabor amargo y metálico inundaba mi boca mientras las náuseas me sacudían con fuerza. Cada contracción era un puñetazo en el estómago, como si mi cuerpo estuviera en guerra consigo mismo. El vómito, de un color verdoso y espumoso. Con cada arcada, sentía como si una parte de mí se estuviera desprendiendo, liberándome de una carga que me había oprimido durante horas, intento observar a mí alrededor, pero las pequeñas estrellas que se forman en mis ojos me dejan inconsciente nuevamente.

Sé que es un sueño, lo sé porque lo viví hace años.

—Te gusta eso —me dice mientras me empuja hacia una de las mansiones.

—Me vas a regalar obras robadas —respondo con calma mientras abro la puerta de un solo empujón.

—Hubieras usado la magia desde el principio para abrir esto —me reprocha mientras quita la puerta de su lugar.

—Sabes que detesto usar la magia cuando no es algo importante —le digo mientras observo mis manos—. De todas formas, sigo sin saber por qué tengo magia.

—Ya han pasado cinco años, Lysandra —dice—. Ya deberías haberte resignado a que eres extraña.

— Idiota.

La casa nos recibe con el olor a madera vieja que se impregna en mi ropa. A simple vista, es evidente que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien la habitó. Casi no hay muebles y un silencio sepulcral lo invade todo. Mi mano se desliza por una cómoda y tomo una pequeña fotografía. En ella se ve a una familia feliz: un hombre y una mujer abrazando a una niña pequeña. Un pequeño calor se apodera de mí por un instante. Miro rápidamente a Cael, quien me observa con interés, esperando alguna reacción.

— ¿Qué pasa? —pregunta.

— Nada —miento rápidamente.

— No toques nada, Lysandra —dice mientras se adentra más en la mansión—. El destino puede ser cruel.

Lo observo alejarse y dejo la fotografía donde estaba. Vinimos por información y una recompensa, eso es todo. El sonido de las escaleras me recibe. Debo tener cuidado al subir.

— ¡Ojo con las escaleras! —grita desde lo que parece la cocina.

— Claro que sí.

El piso me recibe con una gran luminosidad. Los rayos del sol se reflejan en un arcoíris que aparece en el suelo, volviendo este lugar un espacio mágico y lleno de colores. Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Es hermoso. Las tres habitaciones me llaman la atención y decido ir a la que tiene una pequeña decoración de flores. Sin duda, es la habitación de una niña.

Prisión EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora