𝙐𝙉𝙊

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Pov Cheryl.

Me dijeron que podía obtener más de doscientos cincuenta mil de dólares, y quizás más, dado que todavía soy virgen. El dinero significará la diferencia entre la vida y la muerte de mi hermana melliza y mejor amiga en todo el mundo.

Significará poder pagar la tarifa para meterla en el programa de tratamiento experimental de cáncer de ovario en etapa avanzada. Ambas tenemos veintiuno y apenas hemos vivido.

Cuando contrajo cáncer a los diecinueve años y le extirparon el útero, le prometí que algún día llevaría sus bebés, una promesa que pretendía mantener. Y ahora está a punto de morir en cuestión de meses si yo no intervengo, es por eso que estoy en este camerino poco iluminado aplicando mi tercera capa de rímel y llevando solo unas bragas.

Descubrí este lugar totalmente por casualidad.

Hace unas semanas no hubiese creído que existían lugares como este. Había estado buscando en línea ideas para hacer dinero, algo, cualquier cosa que pudiera ayudarme a recaudar los trescientos mil dólares que necesitábamos. Mis padres llegaban a fin de mes, pero con lo justo. Así que sabía que dependía de mí. Mi búsqueda de trabajo resultó ser una broma. Mis habilidades podían asegurarme un salario mínimo sirviendo mesas. Es ahí cuando mi búsqueda en internet se volvió más interesante y mi actitud más atrevida.

Concerté una entrevista en un club nocturno.

Como si la entrevista no fuese lo suficientemente vergonzosa, al pedirme que me desnude frente al dueño de bar y que pruebe mis inexistentes habilidades para el baile, cuando me preguntó cuánto dinero esperaba hacer bailando y dije: trescientos mil dólares en los próximos meses, se rio en mi cara y me dijo que me vistiera. Era obvio para ambos, basados en mis habilidades para el baile, que nunca ganaría esa cantidad de dinero. Mucho menos en mi pequeña ciudad en California del Norte.

Cuando vió mis ojos llenos de lágrimas y me preguntó por qué necesitaba el dinero, le conté, a un completo desconocido, toda la triste historia.

Una vez que me vestí, me llevó a su oficina y me hizo prometer que lo que estaba por decir se quedaría entre nosotros. La forma sospechosa en que sus ojos vagaban por la habitación me dijo que sea lo que fuese, probablemente no era legal. No me importó. Nunca hice más que pasarme la luz roja, pero me encontraba dispuesta a todo, a hacer cualquier cosa para salvar a Bella. Le prometí discreción total. Me preguntó cuan dispuesta estaba a salvar a mi hermana y me advirtió que no me gustaría lo que estaba a punto de decirme. Fue así como me enteré de la subasta de esta noche.

Jason, el dueño del club, me metió en la subasta de esta noche, arregló todo para quedarse con un diez por ciento de mis ganancias. Vi a un médico, quien me hizo una prueba de embarazo y de enfermedades de transmisión sexual, y comprobó mi virginidad. Jason también me había hecho una cita en un salón de belleza local, para una depilación de todo el cuerpo y un cambio de imagen; un corte de cabello hasta casi encima de los hombros, pero no me importaba, además de manicura y pedicura. Lo cual también saldría de mis ganancias. Si no me vendía, sería responsable de pagarle. Pero Jason, prácticamente garantizó que me vendería.

Dijo que las vírgenes eran muy raras y que alguien tan natural y bella conseguiría un precio alto. Solo espero mantener mis nervios bajo control, para así poder seguir con esto. Siento ganas de vomitar y ni siquiera he comido en todo el día.

Me vuelvo ante el sonido de un ligero golpe en mi puerta, y Jason asoma la cabeza. Mis brazos vuelan sobre mi pecho mientras trato de cubrir mis senos. Mi modestia no tiene sentido y una risita histérica burbujea en mi garganta. Muy pronto estaré en una habitación llena de personas, esperando entregarle mi cuerpo a una de estas, pero me concentro en mantener mi inocencia mientras pueda.

Hermosas Mentiras // CHONI [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora