𝙑𝙀𝙄𝙉𝙏𝙀

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Pov Toni.

La primera vez que hicimos el amor fuimos una maraña extremidades, desesperadas y luchando para acercarnos. Esta vez, la estoy sosteniendo en mis brazos, ambas extendidas en mi cama, tendidas lado a lado, y me comprometo a tomarme mi tiempo.

Aparto el cabello de sus ojos y la miro.

— No debí haber tomado tu virginidad así. — Me sentí mal que nuestra primera vez fue una rápida dura follada contra la pared. Nunca me había sentido tan fuera de control con lujuria antes como lo hice con ella.

— ¿Cómo qué?

— Presionándote contra la pared con mi pene enterrado dentro de ti. Debí haber sido más romántica. Gentil contigo.

Menea la cabeza. — Lo necesitaba de esa manera. — Dice, en desacuerdo conmigo.

— Pero, ¿por qué?

— Debido a todas estas semanas que pasamos en abstinencia, estaba empezando a pensar que había algo indeseable en mí. Necesitaba que perdieras todo el control y me tomarás así. — Admite en voz baja.

— No hay nada indeseable sobre ti. — Le aseguro, llevando mi mano a su cara y frotando mi pulgar por su labios.

— Muéstrame... — Murmura.

Me agacho y acaricio mi polla que está dura otra vez y extendida contra mi vientre. — Esto es lo que me haces. Tú me pones tan dura y adolorida.

Sus mejillas se ruborizan y hunde sus dientes en su regordete labio inferior.

— ¿Crees que puedes manejar esto de nuevo? — Le pregunto.

Sin cruzar palabra, Cheryl se mueve encima de mí, sentándose a horcajadas en mis caderas y frotando los labios de su húmedo coño arriba y abajo de mi eje.

Su confianza y nivel de comodidad sexual sigue sorprendiéndome. Ella sabe lo que quiere y no tiene miedo de tomarlo. — Ven aquí, dulzura. Toma mi polla.

Se levanta, colocándome en su apertura y poco a poco comienza a bajarse. Esta vez entro en ella con más facilidad, su sedoso calor envolviéndome maravillosamente.

Poco acostumbrada a sentirme tan fuera de control, coloco mis manos inútiles sobre sus caderas y las establezco allí, pero le permito controlar el movimiento.

Mirando sus ojos mientras me toma, algo en mi pecho se aprieta como si pudiera explotar. Nunca había experimentado una sensación de confianza tan completa. Es abrumadora. Había venido de nuevo a mí, creyó en mí para hacer lo correcto y luego se entregó a mí completamente.

— ¿Qué debo hacer? — Pregunta, balanceándose encima de mí.

— Móntame. Tómame profundo.

Ella aplana sus manos contra mis abdominales y menea el culo, lanzándome una sonrisa sexy. — ¿Así?

— Joder sí. Así.

Se ríe. — No me duele tanto esta vez.

Sabía que me estaba mintiendo antes de no estar dolorida. Cuando la lave en la bañera, la tela que usé entre sus piernas quedó con un tinte de color rosa, enviando mi lado primario en un ataque de rabia. Odiaba saber que le había hecho daño, pero jodidamente me maravillaba por el hecho de que había sido la primera en penetrar su dulce coño. Fruncí el ceño.

— Deberías haberme dicho que dolía antes.

— De ninguna manera. — Sacude la cabeza, todavía por encima de mí para concentrarse en el lento balanceo hacia arriba y hacia abajo.

Hermosas Mentiras // CHONI [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora