𝙌𝙐𝙄𝙉𝘾𝙀

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Pov Cheryl.

La mirada de Toni se desliza sobre mis rasgos, como si estuviera asegurándose de que estoy bien antes de llevarla a mis ojos de nuevo. Nada de esto está bien, pero soy incapaz de detenerla.

Tengo miedo de sentir demasiado por ella, y tengo miedo de dejarla ir, así que hago lo único que puedo, me enfoco en el visceral placer corriendo a través de mí, pidiendo una dulce liberación. Mi cuerpo prácticamente está vibrando con necesidad, pero necesito un momento para procesar lo que está pasando, así que doy un paso atrás.

― No huyas de esto. ― Ronronea.

Acercándose, Toni ancla sus manos en mi cintura, sus largos dedos clavándose en mis caderas mientras me levanta. Mis piernas se cierran alrededor de su cintura, mi núcleo buscando fricción contra el borde duro en la parte delantera de sus pantalones.

Jadeo ante la loca mezcla de emociones y sensaciones abrumando mi sistema. Sé que debo parar, alejarla, sólo que no quiero. Echo de menos este lado de ella. De pronto, quiero estar de rodillas ante ella con su caliente y pesada polla en mi boca. Los recuerdos de nuestras semanas juntos inundan mis sentidos, haciendo imposible el apartarse.

― Toni... ― Susurro. No tengo ni idea de lo que estoy buscando y sus ojos suaves le suplican a los míos.

Sostiene mi peso sin esfuerzo con las dos manos descansando debajo de mi trasero. Quiero sus dedos otra vez... Estaba tan cerca. Y ahora estoy excitada y confundida.

― Estoy enredada en ti. No puedo dejarte ir. ― Dice, colocando un beso más contra mi boca. Me mira por un momento.

No puedo aceptar la calidad rota de su voz, la forma en que su cálida palma se desliza contra el hueso expuesto de mi cadera. A pesar de que no debería, anhelo sus caricias. Las he echado de menos. He echado de menos esto.

Esta creciente conexión entre nosotras. Se necesita toda la fuerza que no tengo no ceder ante ella.

Antes de que todo se fuera al infierno la tarde en que su esposa apareció, sentí que estábamos construyendo algo real, si no era amor, entonces algo cercano. Yo no tenía experiencia, pero dada la oportunidad, sabía que podía enamorarme de Antoinette Topaz..

Lo que significaba que dejarla en mi habitación de hotel, dejar que me besara y me mirara fijamente a los ojos y dejar que rompiera todos mis muros, era un movimiento peligroso. Mi corazón se encontraba en la línea. Pero ella me rastreó y me persiguió al otro lado del mundo. Eso tiene que significar algo, ¿no?

― Dulzura. ― Murmura, con el tono ronco que he llegado a reconocer que significa que está excitada.

Mi voz desaparece mientras cualquier palabra de protesta muere en mi garganta. Tengo que decirle que no. Tengo que hacer que se vaya.

Ha hecho algo que no se puede deshacer. Me hizo creer que era soltera y me ocultó la verdad durante semanas. Ahora me pregunto si me lo hubiera dicho alguna vez si Minerva no hubiera aparecido. A pesar de mis sospechas, había ignorado mis instintos femeninos y me entregué a ella por completo. Había estado dispuesta a darle mi virginidad.

Sus dedos avanzan lentamente por debajo de mi falda, sacándome de mis pensamientos. Mi núcleo se calienta con el conocimiento de que sus hábiles dedos están a pocos centímetros de donde quiero que estén. Sí, sí, sí. Mi ropa interior está empapada y me balanceo contra ella, pero mi voz áspera rompe el silencio y contradice todo por lo que está gritando mi cuerpo.

― No... No puedo... ― Desenredo las piernas de su cintura y las bajo al suelo.

― Quieres esto tanto como yo. ― Dice, su voz profunda y segura.

Hermosas Mentiras // CHONI [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora