𝙏𝙍𝙀𝘾𝙀

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Pov Cheryl.

— ¿Vas a decirme de dónde vino el dinero? — Bella me mira expectantemente sobre el borde de su tercera copa de Chardonnay.

— Toni. — Revela mi lengua suelta gracias al alcohol antes de que pueda filtrarlo. — Ella y yo teníamos una especie de arreglo.

— ¿Cómo la conociste? — Pregunta Bella, su mirada inquisitiva.

— Siguiente pregunta. — Puede que tenga varios tragos de más pero no hay manera de que le diga de la subasta. Tenía que mantener algo de dignidad en esta vergonzosa situación.

Sus ojos nunca se alejan de los míos mientras toma otro sorbo contemplativo. Estamos sentadas en un pequeño bar en el lobby de nuestro hotel. Cuando me enteré del estado civil de Toni, huí a casa, destruida y con el corazón roto. Bella me convenció de que necesitábamos un fin de semana de chicas. Decidí mejorarlo y volamos a Roma por capricho. Así que aquí estamos, a mitad de camino alrededor del mundo y todo lo que podemos discutir es el exacto tema que me hizo huir en primer lugar. Increíble. Tomo otro saludable trago de mi bebida. Dios, ¿no tienen nada más fuerte que el vino en este país?

— ¿Qué clase de arreglo puedes hacer con una mujer que solo te da medio millón de dólares, Marjorie? — Su tono es acusador. Es algo bueno que no sepa sobre el resto del dinero que está estancado en mi propia cuenta bancaria. Sé que mi familia tiene un montón de preguntas acerca de dónde vino el dinero para el tratamiento de Bella, y hasta ahora, no he dicho ni una palabra.

Hasta ahora. Sus ojos se amplían y golpea una mano sobre su boca. — Oh, por Dios, ¿eras algo así como su esclava sexual? — Se ríe.

Mis mejillas arden, pero sacudo la cabeza. — En realidad tienes que tener sexo para que sea el caso y...

Todavía se está riendo, así que sé que no tiene idea de que dió en el clavo. Ding, ding, ding. Tenemos un ganador.

— No hablemos del dinero, Bella. No es importante. Toni estaba dispuesta a proporcionarlo, y no me arrepiento de nada porque ayudó a que mejoraras. Por favor, déjalo así. — Le suplico que lo deje ser. Su salud está cooperando por una vez y quiero disfrutar este viaje, solo nosotras. No quiero volver a pensar en Antoinette Topaz. Es demasiado doloroso.

— Si es tan sexy como dijiste, pasaría un mal momento al no arrancarle la ropa y saltar sobre ella. Ups, lo siento, mi vagina accidentalmente aterrizó sobre su pene.

Fuerzo una sonrisa ante su cambio de tema. Por supuesto que es sobre sexo. Bella no es una virgen y está mucho más adelantada en el sexo que yo. Pensarías que es lo contrario, pero de algún modo, yo soy la prudente, mientras que el estar enferma desde muy joven le enseñó a agarrar la vida por las bolas y vivirla al máximo. Le envidio eso.

Su primera experiencia sexual fue con un chico en el centro de tratamiento para el cáncer. Él tenía diecisiete años y ella apenas tenía quince. Me contó cada detalle, un brillo de orgullo en su mirada. Era inspirador cómo no dejaba que nada se interpusiera en su camino. Había invocado su fuerza interior la noche que me encontraba en ese bloque de subastas esperando ser vendida.

— ¿Cheryl? — Pregunta, alejándome de mis distantes pensamientos. — ¿Estás bien?

— La extraño. — Admito suavemente. — Es una locura, ¿verdad?

— No lo es. Eso es normal cuando rompes con alguien, por lo que he escuchado.

— No rompí con ella. No era mi novia, está casada, ¿recuerdas? — Le había dicho todo a Bella, sobre vivir con ella, volvernos más cercanas, y sobre estar desnuda en la piscina cuando su esposa llegó una tarde. Por supuesto que Toni trató de detenerme, todo menos enfrentarme en el pasillo de su mansión que de repente se sentía fría y extraña para mí. Esperé que tratara de negarlo, que me lo explicara todo, pero lamentablemente, era cierto. Minerva era su esposa. Estuvo casada todo el tiempo.

Hermosas Mentiras // CHONI [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora