𝙑𝙀𝙄𝙉𝙏𝙄𝘿𝙊𝙎

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Pov Toni.

El martes siguiente en el trabajo, recibo una serie de llamadas telefónicas de Camila, luego de Heather y finalmente de la cheff. Dejo que se vayan todos al correo de voz y me pregunto si todas las mujeres de mi vida se han vuelto de repente locas. Hoy, me voy a reunir con los directivos, teniendo una sesión de estrategia sobre cómo tratar de cambiar el tercer trimestre antes de que el informe de ganancias salga el próximo mes.

Cuando mi teléfono parpadea de nuevo, bajo la mirada hacia la pantalla. El texto de Camila me hace tirar la pila de informes que estoy revisando.

"Antoinette, ¡responde a tu maldito teléfono!
¡¿Dónde estás?!"

"En la oficina, ¿qué pasa?"

Escribo, molesta.

"Tienes que venir a ver a Cheryl. Su hermana ha fallecido."

Mirando las palabras en la pantalla, trato y fallo al comprender su significado. Acabábamos de pasar el fin de semana con la familia de Cheryl. Bella se encontraba bien. Estaba delgada y se quejaba de estar cansada, pero había estado bien. No. Esto tenía que ser algún tipo de error.

Excusándome de la sala de juntas, le escribo un texto a Camila, confirmando que me hallaba en camino. Llamo a Heather con mi teléfono mientras bajo corriendo por las escaleras. No hay tiempo para esperar al ascensor, no mientras mi chica me necesita.

— Toni, ¿dónde has estado? He estado tratando de...

— Lo sé. Camila me lo acaba de contar.

— Oh Dios, Toni, es horrible.

Conduzco como un cohete todo el camino hacia la casa de Camila. Cuando llego, no me molesto en llamar, me dirijo al interior, mis ojos buscando a Cheryl.

En su lugar, encuentro a Camila en la habitación de enfrente, su expresión angustiada.

— Gracias a Dios que estás aquí.

— ¿Dónde está? — Grito.

Camila señala a la parte trasera de la casa. Corro por el pasillo y encuentro a Cheryl sentada en la mesa de la cocina mirando a sus manos, una taza de té ahora frío ubicada a su lado junto con media docena de pañuelos usados.

La sala está en silencio y sin vida. Joder, lo odio.

— Cher... — Murmuro contra el zumbido de la nevera.

La cabeza de Cheryl se alza y su expresión es una que nunca la he visto tener y una que espero nunca ver de nuevo el tiempo que vivamos.

Su piel está pálida, su boca se dibuja en una línea apretada, pero sus ojos son lo peor. Están en blanco e inexpresivos dos piscinas encantadas de miel que, a pesar de su silencio, gritan de dolor y trauma tan profundo que mi estómago se encoge mientras temo que nunca volverá a estar completa de nuevo. Bella no era solo su hermana, no solo su mejor amiga. Ella era casi la gemela de Cheryl. Es una pérdida que no puedo ni siquiera empezar a entender.

— Ven aquí, cariño. — La pongo en mis brazos y ella se levanta fácilmente, dejándome ponerla en mi pecho.

Entierra su cara en mi cuello y solloza. La agarro con más fuerza, odiando que tenga dolor y yo no pueda hacer una maldita cosa al respecto. — Lo siento mucho. — Las palabras se sienten huecas y tan inadecuadas, que quiero tragarlas de nuevo al segundo que salen de mi boca. Quiero preguntar qué ha pasado, pero sé que ahora no es el momento adecuado. Así que en cambio, la dejo llorar, sosteniéndola con fuerza contra mí y amortiguando los sonidos de su llanto con mi chaqueta.

Hermosas Mentiras // CHONI [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora