8. Todo por ti.

323 31 7
                                    

Al salir del bosque de los dioses, supo exactamente a dónde se debía dirigir. Daenys sabía que Cregan intentaba estar lo más ocupado posible para evitar pensar mucho, lo conocía a la perfección, y supo que hacía eso cuando lo vio ofrecerse a hacer tareas triviales para supuestamente ayudar a su padre, pero no era así.

Primero lo buscó en el patio de entrenamiento, creyó que podría estar ahí entrenando con el maestro de armas y sus amigos pero no lo encontró. También buscó dentro del castillo, tal vez Cregan estaba dando órdenes a los sirvientes o asegurándose de que todo estuviera bien con el maestre y los administradores del castillo, pero ahí tampoco lo encontró.

En su búsqueda en los corrales de los caballos, encontró a Edd, su hermano menor en su lugar.

—Edd —llamó Daenys entrando al corral, su hermano fue de inmediato a su encuentro y ambos se despeinaron con cariño—. ¿Sabes dónde está Cregan? No lo veo en ningún lado.

—Oh, cierto que no estuviste en la última reunión —dijo Edd y rascó su nuca—. Surgieron unos problemas con unos granjeros y unos ladrones... —informó Edd e hizo una mueca temeroso.

—¿Y? ¿Que más, Edd? Habla ya —ordenó Daenys impaciente.

—Y también hubieron unos problemas con unos salvajes —informó Edd—. Pudieron atravesar el muro por Shadow Tower, dicen que están del lado oeste de camino hacia acá, al sur... Cregan se ofreció a resolver los problemas con los ladrones, los granjeros y los salvajes.

—¿¡Que!? —gritó Daenys enojada—. ¿Por que no lo sabía?

—Padre no quería que supieras porque no quería que quisieras acompañar a Cregan —explicó Edd—. Cregan salió en la noche junto a cinco hombres.

—¿¡Cinco!? ¿¡Está demente!? —gritó Daenys con su ceño fruncido y una gran mueca de disgusto en la cara—. ¿Y padre permitió esto?

—Bueno, Cregan insistió y sabes que padre no ha estado bien estos últimos días.

Daenys gritó frustrada, pronto cerró los ojos y se centró en su respiración para calmarse. No había duda de que Cregan era un idiota.

—Gracias, edd —dijo Daenys con dulzura y besó la frente de su hermano—. No te preocupes, arreglaré esto.

—¿Que arreglarás? —preguntó Aemond detrás de ella, con ambos brazos detrás de su espalda.

—Una idiotez —dijo Daenys dando media vuelta y comenzando a caminar hacia el castillo.

—¿Que sucedió? —preguntó Aemond con curiosidad siguiéndole el paso sin problema.

—Cregan —dijo Daenys y gruñó—. Cree que puedo resolver sus problemas yéndose del castillo para matar personas.

—¿De verdad?

—No lo sé —admitió Daenys y suspiró—. Iré a hablar con padre para traerlo de regreso a casa.

—Espera —dijo Aemond tomándola del brazo y poniéndose frente a ella—. ¿Y qué si Cregan no quiere regresar?

—Lo obligaré —respondió Daenys con simpleza, mirando a Aemond con confusión.

—Si yo me fuera para aplacar mi enojo... Y mi hermano fuera en mi búsqueda para hacerme regresar... Claro que me enojaría más —dijo Aemond con calma, mirando a Daenys a los ojos y dejando muy pequeñas caricias en su brazo.

—No me importa que se enoje, Aemond —aseguró Daenys con su ceño fruncido—. Solo quiero que regrese a casa.

—¿Por qué está enojado? —preguntó Aemond entrecerrando su ojo.

El Lobo y el Dragón - Aegon Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora