16. Bosque de dioses.

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Dejó las hojas sobre el nuevo escritorio de su hermano, recibiendo una mirada interrogante por su parte.

—He terminado de arreglar los asuntos administrativos de las últimas dos semanas y organizado los de la próxima —informó Daenys con una sonrisa orgullosa.

Cregan sonrió de lado y ojeó unas cuentas páginas.

—¿Cuánto dormiste? —preguntó interesado, pues sabía que Daenys no estaba durmiendo mucho últimamente.

Daenys bufó y rodó los ojos con fastidio.

—Cregan, eso no tiene nada que ver —se quejó comenzando a caminar en la oficina, fijando su vista en las cosas que pertenecieron a su padre—. Te he dicho que he resuelto...

—Escuché muy bien lo que dijiste —interrumpió Cregan y se puso de pie—. ¿Tú me has escuchado a mí? —cuestionó y caminó hasta quedar a sus espaldas.

Daenys lo ignoró e imitó en voz baja de una manera bastante inmadura.

—Dormí toda la noche —mintió.

Cregan tomó a su hermana del brazo y la hizo girar para mirarla directamente a los ojos, interrogandola nuevamente con su mirada, insistiendo en que dijera la verdad.

—Tal vez solo dormí un par de horas de la madrugada —admitió Daenys bajando la voz y evitando la mirada reprobatoria de su hermano.

—Daenys, sabes que eso no te hace bien —le recordó Cregan—. Madre solía decir que podías morir si no dormías bien.

—Madre mintió —replicó Daenys seperándose de Cregan y caminó hacia el escritorio—. El maestre me dijo que no moriría.

—Aún así, te hace daño —aseguró Cregan y se cruzó de brazos.

—¡Me siento bien! —exclamó Daenys con una gran sonrisa, se apoyó del escritorio y sonrió de lado—. Tú tampoco estás durmiendo mucho —echó en cara—, creí que abandonarías tus actividades nocturnas con el príncipe —susurró y lo miró de manera burlona, lo cual se transformó en una carcajada al ver la cara de sorpresa de su hermano.

—Daenys —regañó señalando la puerta a puerta con sus ojos.

—No dije nada malo —aseguró medio sentándose en el escritorio—. Jace podría ser mi prometido, ¿sabes?

Cregan rodó los ojos y rió —Ambos sabemos que eso no es cierto —dijo y caminó hasta quedar frente a ella.

—Solo porque te amo demasiado —aceptó, se puso de puntitas y besó su mejilla—. Cualquier otra cosa que necesites, puedes informarme —aseguró separándose de él y comenzó a caminar hacia la salida.

—De hecho sí —dijo caminando hacia su asiento tras el escritorio—. Le he pedido al maestre que informe al Rey sobre la muerte de nuestro padre, supongo que la noticia se va a esparcir con rapidez...

—¿Y qué con eso? —preguntó Daenys deteniéndose y giró para mirar a su hermano.

—Si no me interrumpes podría decirlo, debes cultivar más paciencia, ¿Sabes? —dijo con burla.

Daenys rodó los ojos y asintió tomando asiento frente a él, luego hizo un ademán con su mano para indicarle a Cregan que continuara.

—El Rey dejó a los príncipes como pupilos de mi padre, al haber muerto...

—Los príncipes tendrán que regresar —dedujo Daenys.

—Así es... Y tú tendrás que escoger a tu esposo pronto —recordó Cregan y evaluó la reacción de su hermana. Daenys soltó un quejido y gruñó dejando caer su cabeza hacia atrás con fastidio—. Además, el maestre me sugirió hacer un banquete en celebración por mi nuevo título como Guardian del Norte.

El Lobo y el Dragón - Aegon Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora