13. ¿Desafío o desobediencia?

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—Príncipe Aegon —llamó Bennard mientras caminaba hacia él—. Ya han montado otra tienda, es para usted —informó deteniéndose frente a él.

—Pero creí que...

—Dos hombres van a relevar su guardia —interrumpió Bennard y le asintió—. ¿Ella está ahí, cierto?

—Claro —afirmó Aegon con un asentimiento seguro.

Ambos se mantuvieron en silencio por unos segundos, Bennard lo observaba con un ceja alzada mientras que Aegon era incapaz de moverse. Él sabía que debía irse pero fue incapaz de moverse de su lugar, mucho más si los dos hombres no aparecían.

—¿Algún problema, príncipe? —preguntó Bennard manteniéndose frente a él.

Aegon negó levemente, frunció su ceño y ladeó su cabeza, claramente buscando algo que decir, pero parecía no encontrar las palabras adecuadas.

—Me iré cuando lleguen los dos hombres para reemplazarme —terminó diciendo, se veía dudoso y parecía más bien que estaba pidiendo permiso.

—Está bien —aceptó Bennard—. Hablaré con ella —anunció señalando la tienda.

Sin más, Bennard se adentró a la tienda dejando a un Aegon dudoso tras él.

Al entrar se encontró con Daenys sentada en la cama con la mirada perdida.

—¿En qué piensas? —preguntó su tío.

Daenys giró al escuchar su voz, al ver a su tío simplemente rodó los ojos y regresó su vista al frente. Aparte de estar enojada con su tío por apartarla, no estaba de humor para nada, ni siquiera para contestarle.

Desde su beso con Aegon sentía que se había quedado sin nada de energía.

Su tío asintió y miró sus pies, no se sentía muy bien dejarla de lado, debía admitirlo, pero tampoco se iba a sentir bien si la llevaba consigo y arriesgaba su vida sin necesidad.

—¿Sabes porqué hago esto, cierto? —preguntó Bennard viendo como su sobrina lo ignoraba—. No quiero que te pase algo, nadie quiere que te suceda nada, ¿Por qué crees que tu hermano y los príncipes estuvieron de acuerdo?

Daenys se mantuvo en silencio, no tenía energía para decirle nada a su tío. Ella entendía muy bien sus razones y les daba la razón hasta cierto punto, pero eso no le quitaba el enojo de un momento a otro.

—Solo quédate aquí —pidió Bennard y suspiró—. Intenta descansar y espera por nosotros —aconsejó y dio media vuelta—. Tendrás que asegurarte de que todo por aquí se mantenga en orden —explicó—. Te dejé al mando.

Daenys lo miró con sorpresa, sin poder creer lo que escuchaba, una pequeña sonrisa se formó en sus labios y su tío salió de la tienda sin decir nada más.

Aegon sonrió de lado al escuchar lo que el tío de Daenys le había dicho y no pudo evitar sentirse alegre por ella. Los hombres Stark llegaron frente a él y le asintieron poniéndose frente a la tienda, sin más opciones Aegon se encaminó hacia la tienda que habían alzado aparte de la de Daenys, dentro se encontró a Aemond de espaldas a él.

Su hermano giró al escucharlo entrar y lo miró fijamente como se había vuelto su costumbre, Aegon no le dió importancia pues a diferencia del resto no le tenía miedo, para él Aemond seguía siendo su pequeño, idiota y raro hermano.

—¿Cómo está ella? —preguntó Aemond.

Aegon hizo una mueca y lo miró con cierto disgusto.

—No me importa —dijo y comenzó a desabrocharse el cinturón en el que tenía su espada.

El Lobo y el Dragón - Aegon Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora